Libro Electrónico
AUTORA: Ing. Nahir José Sequera T.
CORTE XVI
Ensayo
Para enmarcar la ciudadanía, se hizo necesario la revisión de fundamentos epistemológicos, relacionados con las Ciencias Políticas, ya que la evolución de la ciudad-estado-hombre político parte de la Teoría Clásica de Aristóteles, Platón, sigue la Teoría Moderna, donde aparecen las distintas formas de gobierno y las ideologías consecuentes con las corrientes epistemológicas propias de la modernidad y la Teoría Contemporánea, donde exponentes como Max Weber (1864-1920), analizan precisamente el concepto político de ciudadanía.
Revisados cada uno de los postulados, se hace necesario elaborar un conjunto de proposiciones que sirvan para referenciar al tema concreto en estudio, a través de teorías propias de las Ciencias Políticas. La expresión ciencia política puede ser usada en un sentido amplio y no técnico para denotar cualquier estudio de los fenómenos y de las estructuras políticas, conducido con sistematicidad y con rigor, apoyado en un amplio y agudo examen de los hechos, expuesto con argumentos racionales. Es definida por Bobbio, Matteucci y Pasquino (2007: 75) como “una disciplina histórica, o sea una forma de saber cuyo objeto se desarrolla en el tiempo y está en continua transformación: lo que hace imposible de hecho la experimentación”. En el siglo XX el desarrollo de la ciencia política sigue de cerca la suerte de las ciencias sociales y soporta su influjo ya sea porque utiliza el modo de aproximarse al análisis del fenómeno político o bien porque hace suyo el uso de ciertas técnicas de investigación. El país en el cual la ciencia política como ciencia empírica ha sido cultivada con mayor intensidad, ha sido justamente el lugar en el que las ciencias sociales han tenido en los últimos años un mayor desarrollo.En confrontación con los estudios políticos del pasado, el estado presente de la ciencia política se caracteriza por la disponibilidad de un número de datos incomparablemente mayor que aquellos de los cuales podían hacer uso los estudiosos del pasado. Según Valles (2000:93): enumera nueve especies de datos desarrollados por los politólogos en los últimos años:
Sobre elites; opiniones de las masas; el comportamiento del voto de los electores y de los miembros del parlamento; los llamados datos agregados obtenidos a través de estadísticas relevantes para el estudio de los fenómenos políticos; datos históricos; datos producidos por otras ciencias sociales sobre las condiciones y los efectos de las comunicaciones; datos secundarios derivados de nuevos procedimientos analíticos; matemáticos y estadísticos y de programas de computadoras.
En consecuencia, la tarea más urgente y al mismo tiempo más comprometida en lo que respecta a esta fase de la ciencia política es la de someter a análisis y, eventualmente, de poner en cuestión la propia ideología, examinando su significado histórico y actual. En ello se advierte, que la formación comunitaria en instancias participación ciudadana, para la transformación del individuo en ciudadano, debe presidir todo estudio de la política sobre el comportamiento de los individuos y de los grupos que actúan políticamente en una sociedad.
Teoría Política
La filosofía política es una rama de la filosofía que estudia cuestiones fundamentales acerca del gobierno, la política, la libertad, la justicia, la propiedad, los derechos y la aplicación de un código legal por la autoridad. Los fundamentos de la filosofía política han variado a través de la historia, así para los griegos la ciudad era el centro y fin de toda actividad política, en el Medioevo, toda actividad política se centra en las relaciones que debe mantener el ser humano con el orden dado por Dios y a partir del Renacimiento la política adopta un enfoque básicamente antropocéntrico. Sandel (2008:147):
La filosofía política, matriz del pensamiento filosófico griego, instaura una perspectiva de lo político que no atiende al poder, ni a la ley. La filosofía política se presenta como crítica recurrente de los principios normativos en función de los cuales se construyen los discursos políticos. El verdadero centro práctico-conceptual de la filosofía política no es el poder sino la explicitación crítica de los elementos ideológicos que median los procesos sociales de constitución de sentido, los cuales, a la postre, pretenden legitimar una forma concreta de poder.
En resumidas cuentas, la política, del griego politikós, ciudadano, civil, relativo al ordenamiento de la ciudad, es la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del estado en beneficio de la sociedad. Es decir, es el proceso orientado ideológicamente hacia la toma de decisiones para la consecución de los objetivos de un grupo, lo que aporta al programa de inducción que se propone una esencia de la obra de Aristóteles titulada, precisamente, Política. El mismo Aristóteles definía al ser humano no sólo como un animal político por excelencia, sino también a la política, como comunicación dotada de un poder, relación de fuerzas.
Teoría Política Clásica
El autor más representativo de esta teoría clásica fue sin lugar a dudas, Aristóteles, quien expuso las formas de gobierno, la misma que sin grandes cambios fue retomada por diversos autores en los siglos siguientes. En lo clásico, la polis griega constituyó la primera forma política dentro del mundo occidental y, es al mismo tiempo la primera categoría de análisis político. Al traducirlo significaría algo así como ciudad-estado, es como la polis griega, plataforma política en la trayectoria histórica de la cultura. Aristóteles expuso en la Política, la teoría clásica de las formas de gobierno, la misma que sin grandes cambios fue retomada por diversos autores en los siglos siguientes; además estableció categorías fundamentales, en las que se continúa apoyando para entender la realidad política.
Lo importante en la teoría clásica, ya antes de Sócrates, es el haber reconocido dos grandes fines para una sociedad razonable enlazados entre sí: la libertad individual y el respeto a la ley. En este sentido, Miranda y Oro (2001:117) exponen lo siguiente:
La política dejó de ser un asunto casi religioso, reservado a los nobles, ya que la libertad del ciudadano quedó vinculada a la facultad de convencer y dejarse persuadir mediante argumentos racionales, ganados en el diálogo libre e irrestricto con los otros.
Interesante es, ante todo, la idea de concebir la libertad dentro de la ley razonable: una cosa son las restricciones derivadas de la sujeción a la voluntad arbitraria de otro hombre y otra muy distinta las limitaciones inherentes. Por ello, repetidas veces esta teoría ha sido criticada como una visión ciertamente elitaria de la vida social, pero en realidad es sólo una visión que está por encima del prosaico nivel de los problemas cotidianos y, que debe ser considerada para la conformación de una sociedad razonable.
Aristóteles escribió su Política como extensión de su obra Ética Nicomaquea, famosa por su concepción del ser humano como animal social, y de la polis (antigua ciudad-estado griega) como el vehículo capaz de ofrecer una buena vida a esa sociedad con una filosofía política que se basa en la ética del perfeccionismo, no obstante, la ética de Aristóteles es una ética de bienes, porque él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de un determinado bien.
Siguiendo estos postulados, es útil recordar el principio aristotélico según el cual la felicidad de cada uno y el éxito del Estado son dos aspectos del mismo proceso: la mejor constitución es aquella que fomenta la felicidad de cada individuo y su bienestar.
De acuerdo con Aristóteles, “el hombre es una criatura que vive en una polis” (generalmente traducido como el hombre es un animal político) y lo que va a demostrar en su Política, es que la polis es el único marco en que el hombre puede realizar plenamente sus aptitudes espirituales, morales e intelectuales.
Teoría Política Moderna
El autor más representativo de la teoría política en la modernidad fue Maquiavelo (1469-1527), con su aporte se abre camino a la reestructuración social. En esta época es donde surgen las ideas políticas fundamentales legadas por las distintas corrientes del pensamiento, de las que se nutren muchas de las actuales discusiones teórico-políticas.
Aunque la política se presenta a veces como un asunto de gran complejidad, como ilimitada, presenta límites históricos, pero también éticos y epistémicos. En este sentido, Maquiavelo presenta en estado casi puro la matriz genuina de la idea moderna de política, debido a que descubrió la necesidad y la autonomía de la política, de la política tal como es, que tiene sus propias leyes contra las que es inútil rebelarse, esa autonomía queda reflejada en la razón de Estado, una razón autónoma, no sujeta a leyes.
Cuando Maquiavelo describe su imagen de la política en los Discursos y el Príncipe, hace algo más: pone en juego los principales elementos con los que en adelante se va a tener que enfrentar toda política realmente moderna. Y esa imagen no será ya unitaria, sino múltiple, basada al menos en tres modelos de sujeto político: el príncipe nuevo, el fundador estadista (intenta construir un orden político seguro y duradero) y el ciudadano republicano (sirve al bien público en libertad y sin corrupción).
Al profundizar en la teoría política moderna se confrontan varias tradiciones de pensamiento, como son: el republicanismo, el liberalismo, el conservadurismo, el socialismo, tradiciones éstas que nutren el terreno de la teoría política contemporánea.
De esta forma, el concepto moderno de política se va fundiendo con el de Estado, con el de poder de Estado y posteriormente, el pensamiento político se va haciendo antipolítico con el individualismo liberal. En consecuencia, la gubernamentabilidad representativa contiene siempre la promesa de una vía política de salida de la conflictividad moderna.
El liberalismo se puede ver como un intento político de resolver las antinomias de la modernidad, sin embargo en el desarrollo de la modernidad liberal capitalista se está poniendo de manifiesto la envoltura burocrática en que está siendo atrapada la humanidad.
Teoría Política Contemporánea
Uno de los grandes forjadores de la Ciencia Política contemporánea ha sido sin lugar a dudas, el sociólogo alemán Max Weber (1864-1920). Weber aportó interesantes trabajos con relación a la evolución capitalista y la burocracia, pero quizá una de sus principales contribuciones a la política fue su análisis de los diversos tipos de autoridad, cada una de las cuales constituyó su propio principio legitimador, punto central de su pensamiento, es su análisis del Estado.
Para Weber éste es una agrupación o comunidad política, que usa la fuerza o la violencia legítima para imponer su autoridad. De esta manera, el Estado se define siempre como una relación de dominación, una relación de poder entre los hombres, en donde unos mandan y otros (la mayoría) obedece.
Desde la teoría política contemporánea se aborda la posibilidad de que el hombre desarrolle su condición política como miembro imprescindible de una organización política, ya que con ello se profundiza en la calidad de las democracias contemporáneas. Según lo reseñado por Strauss y Cropsey (2006:64) “se configuran los cuatro modelos de ciudadanía que la teoría política contemporánea posibilita: el modelo de ciudadanía liberal, el modelo de ciudadanía libertaria, el modelo de ciudadanía republicana y finalmente el modelo de ciudadanía comunitaria”.
Como precedentes a estos diferentes modelos ciudadanos, se configuran, también, otros dos modelos de ciudadanía que se dieron en la historia política de occidente. Dos realidades histórico-políticas otorgaron un papel fundamental al ciudadano en el mantenimiento de sus organizaciones políticas: las ciudades-estado de la antigüedad (Esparta, Atenas, y Roma), y las ciudades-repúblicas italianas.
Siguiendo la tesis de Max Weber (1864-1920), en el modelo de ciudadanía de la antigüedad se encuentra, por vez primera con el pleno desarrollo del homo politicus, y por otro lado, en las ciudades-repúblicas italianas se inicia el desarrollo del homo oeconomicus, y de alguna manera ambas facetas se encuentran hoy incluidas en las características que debe contener la ciudadanía contemporánea.
Para la elaboración de los cuatro modelos ideales de ciudadanía que plantea la teoría política contemporánea, se toma como referencia fundamental la obra de cuatro importantes científicos sociales: John Rawls para la ciudadanía liberal, Robert Nozick para la ciudadanía libertaria, Jürgen Habermas para la ciudadanía republicana, y finalmente Charles Taylor para la ciudadanía comunitaria.
De esta manera, se delimita los elementos y características principales que entran hoy en el debate teórico del concepto de ciudadanía, con ello se intenta abordar la posibilidad práctica de la condición política del hombre, dejando atrás parte de este paradigma: sujetos cerrados en sí mismos, incapacidad de comunicar y evasión de las propias responsabilidades sociales. Cada necesidad lleva a un hombre a unirse con el que puede satisfacerla y la variedad de necesidades da lugar a una multiplicidad de hombres, reunidos en un lugar para ayudarse entre sí, esto es lo que hace posible la transformación del individuo en ciudadano.
Por ello, en la actualidad, si se desconocen estos enfoques epistemológicos de las Ciencias Políticas, resulta difícil comprender los mecanismos de acceso a la autorealización del hombre, la formación de la voluntad del Estado, los principios de justicia social, la corresponsabilidad ciudadana, el reconocimiento claro y contundente de la progresividad de los derechos y la protección de ellos por parte del Estado y la sociedad concebida en su totalidad.
Desde entonces, ha sido preocupación universal a través de la historia, y prueba palmaria de ello, son los tratados, acuerdos y convenios que sucesivamente se han ido formando y acordando entre todos los países del mundo, el establecer la participación ciudadana en todo el quehacer de la vida del hombre, como un derecho humano fundamental, con tendencia a matizarla con rasgos de "derecho-deber", que trascienda más allá de un simple derecho establecido en el orden positivo, sino que sea también obligación y deber ciudadano que derive en la praxis en el ineludible deber del Estado de construir un tejido institucional.
En nuestro país, el texto constitucional venezolano, hace énfasis en las distintas formas de participación ciudadana para el bien común y colectivo, enmarcado en un territorio que ocupa el conglomerado social de familias, ciudadanos y ciudadanas que habitan en un área geográfica determinada, que comparten una historia e intereses comunes, se conocen y relacionan entre sí, usan los mismos servicios públicos y comparten necesidades y potencialidades similares: económicas, sociales, urbanísticas y de otra índole.
Partiendo de esto, la participación ciudadana la plantea Pintos (2007:62) en la gestión pública a partir de un esquema que define dos finalidades básicas de las instituciones estatales, las cuales asocia a dos funciones:
La primera finalidad es satisfacer las necesidades de la población, que se vincula con la función de Administración; la otra finalidad es representar los intereses, prioridades e identidades de la ciudadanía, esto se relaciona con la función de gobierno y la política.
Pintos clasifica la participación ciudadana dentro de cuatro grandes áreas temáticas: primero, con relación a la democracia; segundo, en relación con los temas de descentralización; tercero, en relación con los temas de políticas sociales y su implementación y; en cuarto lugar, en relación con los temas de modernización de la gestión pública. En primer lugar, señala Pintos que la participación ciudadana apunta a la democratización del Estado y del sistema político. Se busca con esto el refuerzo del Estado de Derecho, reformar la institucionalidad política y consolidar las libertades públicas, particularmente la libertad de expresión. En particular se avanza en las reformas de la Constitución para dar curso a la nueva legislación regional y municipal, que democratiza los Municipios y crea los gobiernos regionales y locales.
La importancia de la Educación Ciudadana es buscar por medio de la inducción la adaptación y ambientación del individuo en la instancia de participación para la cual fue elegido; es necesario orientarlo y capacitarlo; proporcionándole la información y los conocimientos necesarios para que tenga éxito en su nueva posición de protagonismo, con un propósito: Formar al Individuo en Ciudadano, capacitándolo para que el ejercicio de sus funciones se traduzca en el bienestar integral, personal y colectivo, como es el caso del progreso científico del siglo XXI que ha tenido sus expresiones más relevantes e influyentes en el nacimiento de la ciencia política post-moderna.
El objetivo de la Educación Ciudadana es fortalecer las competencias y habilidades de los actores (protagonistas) sociales mediante la difusión andragógica de contenidos teóricos y prácticos según lo establecido en la normativa legal vigente, a fin de impulsar la creación y consolidación de los planes y proyectos vinculados al desarrollo comunitario.
De acuerdo con Chiavenato (2008:42) “la inducción es el proceso inicial por medio del cual se proporcionará la información básica que le permita al individuo integrarse rápidamente en un colectivo”. Cuando se trata de inducción comunitaria, es imperante la necesidad de iniciar un proceso de socialización, para que individuos aprecien los principios de corresponsabilidad, cooperación, solidaridad, transparencia, rendición de cuentas, honestidad, eficacia, eficiencia, responsabilidad, control social, equidad, justicia, igualdad social, de género, entre otros, las competencias a adquirir, los conocimientos sociales que son esenciales para asumir un determinado rol y las actitudes precisas para participar como miembro en las actividades de una sociedad
En consecuencia, las instituciones, organismos públicos y demás entes están obligados a difundir y promover mecanismos de participación garantizando su correcta implementación, creando programas de educación para la participación ciudadana, como nueva filosofía de gestión.
Se llega a la conclusión final de que se revisó exhaustivamente cada una de las teorías, desde sus inicios con los postulados de filósofos como Aristóteles, Platón, Hobbes, en lo que se conoce como la Filosofía Política Clásica, donde surge el concepto de polis o ciudad, propiciando un esquema de formas de gobierno e ideologías que se modelan en la Teoría Política Moderna hasta el concepto de ciudadanía y sus derechos en la tríada Política, Gobierno y Estado de la Teoría Contemporánea.
Estos postulados son una referencia indiscutible para comprender los procesos post-modernos de las Ciencias Políticas, donde la ciudadanía ejerce un rol protagónico en los sistemas democráticos, a través de lo que se esboza como participación ciudadana. Esta acción de participar libremente en los asuntos públicos que conciernen a una comunidad, se concentran en las instancias primarias de participación comunal.
Con los mecanismos de participación se busca consolidar procesos nuevos que se están insertando hoy día en las comunidades, como el trabajo en redes y sobre todo el trabajo hacia la comunidad. No obstante, para que la participación ciudadana sea efectiva y controlada se requiere de una planificación, así como la organización y funcionamiento de los órganos encargados de la coordinación de las políticas públicas y las instancias de participación.
Por consiguiente, existe una discrepancia entre participación y formación, lo cual se traduce en el letargo de la educación ciudadana para la participación, considerada una materia de interés de carácter prioritario, cuyo fin es buscar por medio de la inducción la adaptación y ambientación del ciudadano y ciudadana en la instancia de participación; es necesario orientarlo y capacitarlo; proporcionándole la información y los conocimientos necesarios para que se transforme de individuo a ciudadano.
REFERENCIAS
Bobbio, N., Matteucci, N. y Pasquino, G. (2007). Diccionario de Política. Editorial Siglo Veintiuno Editores. Décima edición en español. México.
Brito, G. (2003). Política y Filosofía Práctica. Editorial Sur S.A. Buenos Aires.
Maquiavelo, N. (1978). El Príncipe. Editorial Espasa Calpe, Madrid.
Miranda, C., y Oro, L. (2001). El Príncipe de Maquiavelo. RIL Editores, Santiago de Chile.
Sandel, M. (2008). Filosofía pública: Ensayos sobre moral en política. Marbot. Ediciones. ISBN 978-84-936411-1-5.
Strauss, L., y Cropsey, J. (2006). Historia de la Filosofía Política, Editorial Fondo de Cultura Económica, México.
Valles, S. (2000). Política y Ciencia Política: Una Introducción. Mcgraw Hill. 1 edición. Revista ISBN: 978-84-481-4374-9
Pintos, C. (2007). Participación Ciudadana. Caracas: Editorial Laboratorio Educativo.
Universidad Bicentenaria de Aragua. (2009). Manual para la Elaboración, Presentación y Evaluación del Trabajo Final de Investigación de los Programas de Postgrado. San Joaquín de Turmero: UBA.
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