viernes, 10 de diciembre de 2010

LA COMPLEJA TRANSFORMACIÓN SOCIAL DE LA EDAD MEDIA DE LA VIDA: LA MENOPAUSIA Y LA ANDROPAUSIA.

PARTICIPANTE: PROF. AMÍLCAR PÉREZ.

Cada cambio de década en la edad de todo individuo desata una crisis que luego se supera. La vida es una sucesión de períodos de orden y desorden, de desorganización y posterior elaboración de la misma.

La primera gran crisis surge en el mismo momento del nacimiento a partir de abandonar ese espacio perfecto de contención, calor, alimento y oxígeno que es el vientre materno; lugar al que nunca se regresará. El destete marcará otra crisis vital. En la bipedestación el individuo comenzará a andar por sus propios medios, llevando al niño a elaborar esta nueva perspectiva del mundo desde otra altura y con un logro nuevo de independencia que también altera ese orden establecido.

Luego en la escolarización, las primeras separaciones de la madre y la incorporación al mundo social y de la educación sistemática con sus propias normas, pautas y límites serán causa de una nueva crisis vital.

El ingreso a la pubertad señala un nuevo período crítico en el que el púber navega a dos aguas entre la infancia y la prefiguración de la mentalidad adulta. Posteriormente la adolescencia, es una etapa de cambios relevantes cuyas consecuencias se manifiestan en una crisis motivada por diferentes duelos: el duelo por la pérdida del cuerpo infantil, por la pérdida de los padres de la infancia y por la pérdida de los roles infantiles.1

Aproximadamente a partir de los 22 o 23 años, la adultez trae su propia crisis marcada por la inclusión en el mundo laboral, la elección de pareja y la elección de la concreción, o no, de una familia; es decir el acceso a la maternidad y la paternidad. De acuerdo a la mayor conciencia con que el individuo atraviese esta crisis mayor será el fortalecimiento de su personalidad con miras hacia el nuevo presente y  más fuertes serán las bases que  sientes para la elaboración de posibles crisis siguientes.

La crisis de la edad media de la vida se extiende entre los 40 y los 60 años, es un tiempo de transición, de replanteo de la vida y de duelo por algunas pérdidas.

Es oportuno recordar aquí que Freud, quien fuera el creador del psicoanálisis, haya expresado con simple y profunda precisión que el objetivo central del psicoanálisis consiste en que la persona pueda amar y  trabajar: “Los dos pilares de toda vida”.1

Al llegar a esta etapa de mayor adultez, donde no se es tan viejo aún como para descansar, la persona atraviesa serios cambios físicos y psíquicos, donde se espera que haya adquirido un total equilibrio tanto laboral como afectivo. Es cuando se tiende a hacer un repaso de lo que fue la propia vida hasta este momento y el riesgo que se corre es el de estar más pendiente de lo que aún te falta que de lo que ya se tiene.

Existen dos lugares del presente desde donde el individuo te detiene a mirar hacia atrás, y son esos los modos en que cada persona se enfrente con su “ahora”:

Uno es a través de la autocompasión que sólo representa una garantía de no llegar a ninguna solución y el otro es a través de la hiperactividad cuando de repente y sin saber por qué, las personas tienen la necesidad de hacer muchas cosas que nunca antes habían hecho ni pensado: estudiar, aprender lenguas extranjeras, comenzar a fumar, hacer nuevas amistades, salir a reuniones con más frecuencia.2

Hay una 3ª opción que no sólo sintetiza a las otras dos sino que es la más operativa y auténtica: Hacer una sincera autocrítica, constructiva por sobre todas las cosas, de sí mismo; Evaluar todo lo que se ha conseguido y hace feliz, así como también todo lo que se anhela y podría ser beneficioso para la vida propia y no pensar en lo no hecho como algo que no se tiene sino como algo por hacer, en resumidas cuentas un cambio de visión.

La edad media de la vida con su gran caudal de madurez es una etapa llena de oportunidades de seguir creciendo y desarrollándose, por lo que es un tiempo de disfrutar los logros alcanzados. Es un tiempo de balance. Pero es también tiempo de nuevas elecciones que a veces están marcadas por eventos que pueden ser traumáticos como el divorcio, el cambio de ocupación o situaciones puntuales que carácter biológico como la menopausia para las mujeres y la andropausia para los hombres.2

La menopausia implica un duelo por la pérdida de la fertilidad, lo que para muchas mujeres es una experiencia no placentera, mientras que otras se sienten liberadas hasta el punto de potenciar su placer sexual por la libertad que obtienen.2

Por su parte los hombres ingresan en la andropausia, en su climaterio con un cambio corporal y psíquico brusco, razón por la cual su sostén se ubica en su status y su posición económica. Además que la atención se centra aún más en la protección del hogar, la educación de las terceras generaciones.2

Este aspecto de la crisis puede llevar a decisiones equivocadas como el cambio de pareja con alguien mucho menor como una necesidad de rejuvenecer olvidando el imparable avance del reloj biológico.

Pero lo más importante que ocurre en esa etapa de la vida está marcado por la libertad: se tiene más tiempo para sí mismo, se abren nuevos caminos por elección individual, se pueden emprender proyectos que quedaron relegados a un 2º plano por tener más tiempo libre y más experiencia. También es un momento propicio para concentrar la atención en las necesidades propias.

Esta crisis de la menopausia y la andropausia no sólo tiene que ver con el cambio de década que siempre es dinámico, ni con cumplir un año más, también influyen los cambios físicos y los reacondicionamientos de la familia.

En cuanto a estos “reacondicionamientos” hay que aprovechar la ocasión. Es un momento propicio para que los padres hagan una reevaluación de su matrimonio, llenen el “nido vacío” y desarrollen una relación distinta, de adulto a adulto, entre ellos y también con los ex-niños que se han ido de casa.

Como todo cambio de ciclo, tanto la menopausia como la andropausia suponen dificultades, ya que en este camino hay que articular nuevos mecanismos de adaptación y ajuste. Pero seamos realistas: el éxito o fracaso de esta nueva fase se verá muy influido por lo que haya ocurrido en las precedentes.

Virginia Satir, asistente social y terapeuta familiar, propone una “lista de aprendizaje” sobre la competencia personal indispensable para atravesar con éxito cada ciclo vital.3 Esta lista comprende:

Diferenciación: distinguir entre tú y yo. Relaciones: saber conectarte con sí mismo y con los demás. Autonomía: depender de sí mismo y ser distinto a los demás. Autoestima: sentimiento de valía personal. Poder: utilizar la propia energía para iniciar y dirigir la propia conducta. Productividad: manifestar la competencia. Capacidad para amar: ser compasivo, aceptar a los demás, dar y recibir afecto.3

La complejidad de los comportamientos de los humanos es producto de su cultura, su inteligencia y de sus complejas sociedades, y no están gobernados enteramente por los instintos, como ocurre en casi todos los animales. Sin embargo, el motor base del comportamiento humano es la cultura. Su forma y expresión dependen de esa cultura y de elecciones personales; esto da lugar a una gama muy compleja de comportamientos. Y en virtud de esa misma complejidad es que se trata de explicar todo el entramado de la realidad que encierra llegar a etapas como la menopausia y la andropausia.

Para unos hablar de complejidad es referirse a lo que está difícil de entender, que ofrece ciertas dificultades para su aprehensión, para otros es un lugar común o un calificativo impreciso para afirmar los límites de todo conocimiento. Contradictoriamente, otros lo usan como salida fácil a fenómenos que escapan a cualquier argumentación. Pero epistemológicamente, la noción de complejidad puede identificar problemas y ejes conceptuales particulares que dan una fisonomía propia a esta vasta y dispersa congregación de inquietudes, puntos de vista, de diferentes disciplinas aparentemente distantes entre sí.4

Es complejo aquello que no puede resumirse en una palabra maestra, aquello que no puede retrotraerse a una ley, aquello que no puede reducirse a una idea simple, es por ello que desde esa complejidad se quiere explicar y dar respuesta a esa condición que llega por naturaleza en el transcurso de la vida y que trae consigo alegrías, tristezas y esperanzas.

BIBLIOGRAFÍA
1.  Papalia, D.; Sterns, H.; Feldman, R.; Camp, C.. Desarrollo del Adulto y Vejez (3ª ed.). México: McGraw-Hill. 2009:102

2.  Hyde J, De Lamater J. Sexualidad Humana. México: McGraw Hill; Abril 2006: 61 – 63.

3.  Satir, Virginia. En contacto íntimo. Editorial Pax México. 1976:19-20

4.  Morin E. Introducción al pensamiento complejo, Gedisa, Barcelona, 1997:26

jueves, 9 de diciembre de 2010

EL PERFIL DEL ESTUDIANTE DEL XXI EN EL MUNDO DE LA COMPLEJIDAD

EL PERFIL DEL ESTUDIANTE DEL XXI EN EL MUNDO DE LA COMPLEJIDAD


Lcda(Msc)Milagro Ovalles.

mdovalles@hotmail.com
En un mundo manejado por la tecnología y por las nuevas exigencias del ser humano en cuanto a sus procesos de aprendizaje y captación de conocimientos, el nuevo perfil del estudiante del siglo XXI pone en evidencia los paradigmas de la complejidad en el enfoque de un estudiante de la nueva era. El estudiantado debe profesionalizar y tecnificar su estudio (adquirir nuevas y mejores estrategias de aprendizaje), si quiere tener éxito académico. No podemos seguir con las técnicas de ensayo-error, cuando se ha probado que existen técnicas que son eficaces y eficientes para muchos y muchas estudiantes.

INTRODUCCION
Un estudiante que generaba el aprendizaje dentro de un aula y se encontraba un Docente que le proporcionaba una construcción de ambiente y actividades motivacionales que derivaba en una captación de ideas con procesos de heteroestructuración, auto estructuración, e Inter estructuración del Conocimiento, ahora nos enfrentamos a un estudiante donde según Ávila(1997), en su ensayo sobre las Ideas de la complejidad del Mundo, debe interpretar su complejidad del mundo de acuerdo a su postura filosófica, sin dejarse influir por la posición e interpretación del profesor para que sea un ser auténtico e independiente, no sumiso.
Por lo que los nuevos requerimientos de protagonismo, autoridad, dialogo, capacidad de participar motivación y autoestima que establece el nuevo perfil del estudiante del siglo XXI, se esta desarrollando en un mundo donde los criterios personales predominan, y donde se establece como patrón de comportamiento en un momento determinado, es unos minutos puede ser quebrantado o roto.
Es por ello que el perfil del estudiante de hoy debe manejarse en un ámbito de la complejidad, donde el estudiante cuente con un pensamiento independiente, con capacidad de crítica y reflexión. Para lograr este cometido y perspectiva en nuestros estudiantes, autorizados investigadores sugieren considerar un cambio de pensamiento y acción hacia una didáctica compleja, transdisciplinar e investigativa. Ada de Jesús (2010).

“Perfil del nuevo estudiante del siglo XXI”
En este mundo globalizado, lleno de conflictos, étnicos, religiosos, raciales, financieros, ecológicos, bioéticos, geopolíticos y todo tipo, el egresado universitario del siglo XXI y estudiantes tiene grandes retos que enfrentar para lo cual debe ser preparado, pero esto no puede querer decir que en virtud de esa preparación el estudiante deba ser abandonado a su cuenta y riesgo en una realidad educativa nueva para él ni que, por el contrario, seamos excesivamente paternalistas. Ninguno extremo es pertinente, pero el rigor profesional y científico no está reñido con el calor humano de la misión de enseñar. Rigor científico no puede ser rigidez humana. De la Cantera(2009).

Las últimas tendencias en educación y el mundo cambiante en el que vivimos exigen la construcción de un nuevo perfil del estudiante del nuevo siglo. Por ello, decíamos que, ahora, la educación debe ser un proceso, cuyo énfasis está en las etapas que construyen el aprendizaje y no solo en el resultado final de éste: la nota. Es decir, ahora importa que los y las jóvenes participen activamente en el cuestionamiento, investigación y motivación en el aprendizaje.

En el mundo de la complejidad el sujeto se encarga de escudriñar, desmesurar y de compenetrar todo lo relacionado al ámbito del objeto. Desplazándose de esta forma todas las propiedades y características del objeto al sujeto; produciéndose de tal manera el conocimiento y estableciéndose grandes cambios, porque ya el sujeto no tendrá la misma percepción que tenía del objeto antes de estudiarlo.

El hombre es determinado por el conocimiento que extrae del objeto, si no hay determinación es porque no existió conocimiento alguno, es por eso que el estudiante enfrenta el conocimiento, bajo un enfoque de compenetración y análisis del aprendizaje que posee una serie de parámetros y sigue una serie de lineamiento que la caracterizan. Desglosando una serie de puntos clave que interactúan de una manera sistemática y organizada permitiéndonos llegar a la veracidad de los conocimientos que esta adquiriendo continuamente.

La idea que se tenía antes acerca de que los y las profesoras son las únicas fuentes de conocimiento, que los estudiantes solo reciben sin cuestionar lo que se les dice, desaparece en el contexto del estudiante del siglo XXI.

Hablamos también que vivimos en un momento histórico de cambio. Las nuevas tecnologías han venido para quedarse. Sin embargo, algunos teóricos enfatizan que vivimos en la “sociedad del conocimiento”, donde, según aprendimos también, la cantidad abundante de información no implica o no quiere decir que se tenga conocimiento. De la Cantera (2009).

La información está compuesta por datos y el conocimiento es cómo se pone en práctica esos datos, cómo se les da sentido y cómo se puede encontrar una aplicación directa a la vida. Esto, pues, no solo es propio del salón de clases, es aplicable a la vida entera. Aprendemos en todos los aspectos de nuestra vida y a cada momento y como el nuevo perfil de crítica del estudiante lo lleva a generar nuevos episteme.
Es importante reflexionar, qué debe tener el estudiante del nuevo siglo. Si sabemos que ahora debemos ser, como alumnos y alumnas, sujetos activos, con roles principales, apegados a un contexto de continua renovación tecnológica y sin las ideas tradicionales de la educación no participativa.

Basado en estos aspectos se puede destacar las ocho características consideradas en el perfil del estudiante del siglo XXI:

  • PROTAGONISTA DE SU APRENDIZAJE: el y la estudiante se convierten en sujetos activos. El aprendizaje, por tanto, se vuelve un proceso personal: interroga y cuestiona, está activo, asume la responsabilidad de aprender, no espera a que le enseñen, ni que le digan qué saldrá en el examen, va mas allá se necesita enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento, que permita discernir cuáles son las informaciones clave y hacerlas operantes, que muestre el destino individual, social, global de todos los humanos en la Tierra como núcleo esencial formativo de nuestra educación del futuro, en un mundo de la complejidad.

  • AUTONOMÍA EN EL PROCESO DE APRENDIZAJE: hoy no solo basta con conocer muchas cosas, ni con repetir lo que se enseña-aprende. Es la capacidad de evaluarse a sí mismo durante el proceso de aprendizaje. Procura, por tanto, realizar este proceso cuestionándose: “¿cómo lo estoy haciendo? ¿Habrá una mejor manera? Es cuando es independiente y motivado por sí solo para aprender. Por otra parte, los sistemas sociales en que interactúan son tan impredecibles en su economicismo irracional que los niegan como seres humanos y estos, a su vez, se sienten en el derecho de negar todo compromiso con la sociedad en su conducta y actitudes. Cada vez quieren romper más ataduras que los religue con algo colectivo, con deber alguno. Para muchos jóvenes hasta la noción de Patria ha perdido espacio en su vocabulario activo, por lo que no es patrimonio de su pensamiento y su espíritu. Asumámoslo como reto a nuestra misión como profesores universitarios y de cualquier nivel de enseñanza.

  • CAPACIDAD PARA DIALOGAR Y TRABAJAR EN EQUIPO: debe desarrollar una capacidad para escuchar, respeto y tolerancia, y una gran capacidad crítica por la otra persona (compañeros/as, profesor/a). Esto fortalece la tolerancia hacia la diversidad de criterios y opiniones. En las manos de una educación y docencia de nuevo tipo a escala de sociedad y de planeta está la paulatina formación de ciudadanos conscientes de su verdadero papel. No son “charlas” extradocentes, ni temas insertados entre contenido y contenido lo que conquistará ese nuevo discurrir humano, sino una reconstrucción integral de la mentalidad pedagógica, una reconstrucción de los contenidos desde la óptica del compromiso y necesidad humana planetaria de pensar cada cosa a través del cuidado del mundo en que vivimos. Poco será válido fuera de esta mirada ecosófica

  • . CAPACIDAD DE PARTICIPACIÓN: actitud agresiva externa de participación cuestionamiento a sus docentes, a sus compañeros y compañeras, reacciones hacia las opiniones de los y las demás de forma respetuosa, postura crítica ante lo que dicen los textos. Así se involucra más a su proceso de enseñanza-aprendizaje. Esa habilidad recursiva les permite alzarse y evolucionar, enriquecerse a partir de su entorno a fin de lograr competencias que les posibiliten estar siempre ante cualquier contingencia en condiciones de elaborar sus propias estrategias. Les permite además que tengan herramientas para avanzar no solo profesionalmente, sino como seres humanos.

  • MOTIVACIÓN Y FUERTE AUTOESTIMA: nuestras aspiraciones y nuestras metas están en función (dependen) de la confianza que depositemos en nosotros mismos. Una autoconfianza apropiada, segura de sí favorece el establecimiento de metas mayores.

  • CURIOSIDAD E INTERÉS POR LA INVESTIGACIÓN: el y la estudiante del nuevo siglo no pueden ser consumidores de conocimiento de libros, docentes, Internet, entre otros. Debe ser consciente, en ese grado, de que puede generar nuevo conocimiento a partir del adquirido. También se entiende como un conjunto de conocimiento organizados, a fin de conocer la verdad de los hechos, y debe comprenderse que ella es un proceso continuo de búsqueda de conocimiento.


  • INTERÉS EN LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN: puede propiciar un acercamiento entre docente y alumno/a y entre sus compañeros/as. La facilitación de la comunicación y del acceso a la información más amplia y actualizada son las dos grandes ventajas que estas tecnologías ponen al servicio del estudiante de hoy.

  • DOMINIO DE LAS TÉCNICAS DE ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE:


La globalización y el crecimiento han propiciado el progreso y el desarrollo de las tecnologías y sobre todo en el área educativa, lo cual ha hecho que en el mundo de hoy, los estudiantes y el resto de la sociedad requieren aprender a usar las herramientas que les permitan dominar las habilidades de aprendizaje esenciales para la vida diaria y la productividad en el campo laboral, es por ello, que son muchos los retos en la preparación académica y personal que deberá ser abordada a fin de construir nuevos conocimientos y constituirse en estudiantes efectivos de la sociedad actual.

Esta nueva educación traspasa las aulas de clases y a su vez traspasa los valores y costumbres de una sociedad cambiante y exigente, que muchas veces se ve realzada a estas tecnologías.

Para de la Cantera(2009) Se tiene que la educación como elemento fundamental para el desarrollo de las sociedades ha experimentado una serie de cambios y transformaciones producto de la globalización, lo que ha creado necesidades específicas que la educación debe cubrir para adaptarse a un entorno en el que la única constante es el cambio.

Todo esto nos lleva a deducir que la educación está obligada a cambiar desde sus bases para conseguir en los estudiantes y al resto de la sociedad una formación integral y como parte de ella, la habilidad de aprender a aprender, a hacer, a vivir, a convivir y ENTENDER. Vale referir, que hoy día una persona educada debe ser sobre todo y ante todo flexible y poseer habilidades para adaptarse a nuevas situaciones, adquirir nuevos conocimientos y cuestionar viejos paradigmas para poder sobrevivir y enfrentar los desafíos del mundo actual.
Con todos estos cambios, es necesario que el estudiante posea la capacidad para aprender y adaptarse cada día al nuevo entorno, en su poder de adaptación, desarrollando de esta manera habilidades que le permitan buscar, analizar, integrar y usar información de una manera continua e interdependiente.
Cabe señalar, que la inteligencia del ser humano no esta en la capacidad de solucionar conflictos que se presenten sino, sino en la habilidad que tenga para adaptarse a un mundo compartido y cambiante. El aprendizaje del nuevo siglo tiene que estar enfocado a la creación de nuevo conocimiento que permita al estudiante proyectarse sobre situaciones reales y dinámicas.
La sociedad en general tiene que se adaptarse y funcionar en un contexto de continuo cambio, que responda a los desafíos de la evolución de la tecnología, cultura y sociedad, el proceso educativo debe ser redefinido buscando propiciar la participación activa y fomentando las bases para su autorreflexión.
Este nuevo paradigma educativo enfoca al estudiante como un elemento activo en el proceso enseñanza-aprendizaje a fin de desarrollar las habilidades necesarias para tener éxito en su desempeño personal y profesional, además de ello, la educación deberá orientarse en la motivación, resolución de problemas, trabajo colaborativo, trabajo en equipos y en base a proyectos definidos que constituyan un soporte para el crecimiento del estudiante.
Tomando en cuenta todos estos cambios cabe decir que, visualizando nuevo el perfil del estudiante del siglo XXI deberá estar orientado a ser responsable de su propio proceso de aprendizaje, constituirse en un individuo participativo y colaborativo, capacidad de autorreflexión y generador de conocimiento.

. Deberá afianzar características claras de liderazgo y de talento humano, no porque tenga la cualidad de "arrastrar" personas a la consecución de metas, sino porque posea la cualidad de integrar equipos de trabajo altamente comprometidos, donde cada persona sepa qué le merece a las demás, y se asegure de que las demás reciban esto; donde cada persona conozca y comparta las metas tanto personales como laborales. Todo esto deberá estar unificado sobre un profesional que tenga una visión integral de las situaciones y de las cosas, una persona que tenga una visión tan amplia, que integre las visiones de todo el equipo de trabajo y, por su ejemplo, ética y rectitud, sea modelo y transmita seguridad y garantice resultados a la organización, a su equipo de trabajo, a su familia y a él en su desarrollo estructural.
Este profesional deberá crear ambientes donde se tenga acceso a la información, en pocas palabras, que permita un velo de transparencia para que cada funcionario pueda conocer las actividades básicas de su entorno y así proponga proyectos de mejoramiento de acuerdo con su visión integral.

REFERENCIA BIBLIOGRAFICA
Avila F,(1997).http://www.oei.org.co/sii/entrega17/art07.htm La complejidad - Ideas sobre la complejidad del Mundo..Profesor de la UNERMB.

Cañas, A. Estrategias de Estudio y Aprendizaje
Facilitador Aula A-43 M
Licenciatura en Ciencias de la Computación
Curso Preuniversitario 01/2010:

Cardosa G. Tendencias Educativas para el siglo XXI. Educación virtual, On Line y @learning. Elementos de la discusión. (2003).

De Cantera.(2009). “Por una perspectiva de auto-eco-organización para el estudiante universitario” http://www.monografias.com/trabajos/idecomplemundo/idecomplemundo.shtml


Morin, E. (1996): Por una reforma de pensamiento. Revista Correo de la UNESCO. Año XLIV (Febrero), pp.10-16.

Morin, E. (2000ª): Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.

Morin, E. (2006): El Método. El conocimiento del conocimiento. Vol.3, 5ta. ed., Cátedra, Madrid, 204 p.

Najmanovich, D. (2005): Mirar con nuevos ojos en “Andamios”. Revista de Investigación Social, Año 1, Núm. 2, Junio .Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México”. 124 p.

PERSPECTIVA DE LA PROMOCION PARA LA SALUD EN EL CONTEXTO EDUCATIVO

PERSPECTIVA DE LA PROMOCIÓN PARA LA SALUD
EN EL CONTEXTO EDUCATIVO
Por: ELIEZER SOJO-MILANO

La sociología se define como el estudio sistemático riguroso y científico de la sociedad. Este estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades implica una determinada perspectiva: una perspectiva global.

Esta perspectiva global implica ver lo general en lo particular, o lo que es lo mismo, la sociología pretende identificar pautas generales en la experiencia social de la personas. Esto quiere decir que, aunque se reconoce el carácter único de cada individuo, también se tiene en cuenta y para la sociología esto es fundamental que las experiencias vitales de los individuos en una sociedad van a ser de un tipo u otro dependiendo de la categoría (o grupo social) a la que pertenezcan. Desde la perspectiva global se reconoce que las categorías con las que una sociedad clasifica a los miembros que la componen van a influenciar los comportamientos de esas personas, y a su vez, que el comportamiento individual de cada persona refleja el conjunto de experiencias sociales que definen un tipo de sociedad.

La perspectiva sociológica encierra una serie de problemas que afectan tanto al objeto de estudio como a la propia metodología de investigación sociológica:
1. La sociología tiene como objeto de estudio un mundo que se encuentra en constante proceso de transformación, lo que implica una continua revisión tanto de los datos como con los que se trabaja como de las hipótesis y teorías que se elaboran.
2. Los investigadores pertenecen a la sociedad que están investigando, y son por tanto también objeto de estudio. Los sociólogos se encuentran con un problema que difícilmente se da en otras disciplinas, esto es, la dificultad para distanciarse del objeto de estudio y verse implicados en los procesos que van a estudiar.
3. El conocimiento sociológico puede tener un impacto en la sociedad en la medida en que proponen ideas que pueden llegar a ser aplicadas.
LA EDUCACION

Uno de los subsistema o de las estructuras sociales que llamo la atención de los sociólogos desde el inicio de la sociología fue la educación, la educación como fenómeno social y las relaciones entre educación y sociedad. Durkheim fue el primero en plantear que toda sociedad instrumenta mecanismo de transmisión para adaptar a las nuevas generaciones a la costumbre, valores, creencias, pautas de comportamiento, etc. valorados y permitidos socialmente. La educación y en concreto la escuela cumple para este autor la función de integrar a la vida social, a partir de la homogenización y de la transmisión de valores universales y validos para todos los miembros de la sociedad.

Esta función inicial fue ampliándose en la medida que las sociedades se fueron volviendo más complejas y la división del trabajo más especializada. La educación dejo de ser solo transmisora o socializadora para convertirse años más tarde, según el enfoque estructural funcionalista. En la encargada de asignar posiciones sociales y ubicar y seleccionar a los individuos en las diferentes posiciones sociales. Posteriormente para algunos sociólogos, influidos por el marxismo y por Weber, la educación cumple una función de reproducción de las relaciones de producción presentes en la sociedad, sencillamente se convierte en palabras de Althusser en Aparato ideológico del estado.

La educación como reproductora o transformadora de las relaciones sociales será una constante en los estudios sobre educación y sociedad. Ahora bien ¿que hace que la educación pueda ser considerada un fenómeno social? La educación solo se da dentro de la sociedad, es producto de procesos sociales más amplios, estructura y da contenido a las relaciones sociales, forma las identidades culturales individuales y colectivas, condiciona la vida social, las actitudes y la forma en que viven y se relacionan los miembros de la sociedad. Por lo tanto la educación es un fenómeno social y como tal será abordada por la sociología de la educación, la cual es la rama de la sociología que estudia la dimensión social del fenómeno educativo, con el fin de generar conocimientos científicos que expliquen sistemática y ordenadamente esa realidad, partiendo de un método riguroso que garantiza la confiabilidad de sus hallazgos, y le permita intervenir en ella.

Como toda ciencia la sociología de la educación persigue analizar, explicar, comprender e intervenir en esa realidad. Pero ¿qué queremos decir con la dimensión social del fenómeno educativo? La sociología estudiara a nivel macro social las relaciones entre lo social y lo educativo, los contenidos que se trasmiten (ideas, sentimientos colectivos, tradiciones, hábitos y técnicas) las formas que reviste bajo la presión de las estructuras sociales (instituciones escolares y el equipo o instrumental propio que sirve para trasmitirlo) y a nivel micro social, las relaciones dentro del aula, los significados de la acción para los actores, el currículo que se trasmite etc. Pero como señalamos anteriormente la sociología no parte de un solo paradigma, la multiplicidad de enfoques de esta disciplina hace que si bien el objeto de estudio sea el mismo las conclusiones a las que se llegan son diferentes y a veces hasta contradictorias.

Los dos grandes enfoques que han prevalecido en sociología y por ende en sociología de la educación son los siguientes, Por un lado el estructural funcionalismo heredero directo de la sociología positiva y con mucho auge hasta los años 70, cuyo principal representante es Talcott Parsons, para este modelo la educación es además de transmisora de la cultura social, la que selecciona la ubicación de los individuos en las diferentes posiciones sociales, parte de una sociedad meritocratica, basada en la igualdad de oportunidades y en la búsqueda del consenso y equilibrio social. La educación es una institución neutral, donde el individuo producto de su empeño y disposición intelectual, triunfa o fracasa. También la educación puede estudiarse como un sistema donde existen relaciones y estructura de roles. Para esta corriente todo cambio social, incluyendo el educativo responde a agentes externos ya que es producto de una perturbación o fuerza que obliga a modificar el sistema educativo.
QUÉ SIGNIFICA PROMOCIÓN DE LA SALUD?
Se enmarca en un modelo de atención integral y se ubica en el campo de intervención de la promoción de la salud. Pero, ¿qué significa esta nueva perspectiva de intervención?
"El proceso que permite a las personas incrementar su control sobre los determinantes de la salud y en consecuencia, mejorarla". Se entiende por determinantes al conjunto de factores personales, sociales, económicos y ambientales que condicionan el estado de salud de los individuos o poblaciones Promoción de la Salud va más allá de la transmisión de contenidos e incorpora los objetivos de fortalecer las habilidades y capacidades de los individuos y de modificar las condiciones sociales, ambientales y económicas, con el fin de disminuir su impacto negativo en la salud individual y de la comunidad. Para conseguir dicha finalidad, la promoción de la salud utiliza una estrategia de trabajo, la educación para la salud.
¿EN QUÉ CONSISTE LA EDUCACIÓN PARA LA SALUD (EpS)?
Se han dado muchas definiciones de EpS (Salleras, 1985; Costa y López, 1986) pero la mayor parte de ellas coinciden en señalar que se trata de procesos y experiencias con la finalidad de influir positivamente en la salud. La Educación para la salud es un instrumento de la Promoción de la salud que básicamente pretende facilitar los cambios de comportamientos hacia conductas saludables y eliminar factores de riesgo. Por ejemplo, proporcionando conocimientos acerca de los factores relacionados con la evolución de la enfermedad de Crohn y con la colitis ulcerosa o proporcionando pautas de ayuda, en el cuidado de los pacientes, para familiares.
Los principales aspectos que se derivan del concepto de EpS y que nos interesa resaltar aquí son:
La EpS supone comunicación de información y desarrollo de habilidades personales.
La EpS aborda la transmisión de información pero también fomenta la motivación, las habilidades personales y la autoestima.
La EpS puede ser un instrumento o estrategia aplicable a:
Población "sana": escuelas, familias, comunidad
Población "enferma": Centros sanitarios, Unidades monográficas de una enfermedad crónica, farmacias...
La aplicación de la EpS facilitará la atención integral a la salud, es decir, incidirá en la atención a todas las necesidades que puedan presentarse en la dimensión biológica, psicológica o social de la salud de las personas.

El mejorar los conocimientos sobre la salud es un elemento esencial en muchos programas de alfabetización y educación básica. Muchos de estos programas se concentran en la mujer e incluyen nutrición, higiene y planificación familiar. La educación para la salud frecuentemente se combina con otras medidas para mejorar el bienestar y fomentar el desarrollo de la comunidad. Tales programas generalmente incluyen capacitación en alguna actividad lucrativa. Además de las oportunidades de aprendizaje que ofrecen las instituciones formales, las personas adultas también adquieren conocimientos sobre la salud en grupos locales de autoayuda, en grupos comunitarios, en el trabajo y en organizaciones no formales. También obtienen información de manera informal a
Través de la televisión o anuncios publicitarios, o a través de sus padres y amigos.

La educación es un factor determinante en la salud. Es bien sabido que quienes están más predispuestos a tener mala salud no son únicamente los más pobres, sino quienes tienen el menor nivel de educación. Es más, la experiencia adquirida tanto en los países en desarrollo, como en los países desarrollados, indica que la alfabetización y los programas de educación no formal pueden conducir a mejorar la salud y el bienestar general de modo significativo.

Aunque ha habido estrechos vínculos entre la educación para la salud y la educación de adultos, las relaciones entre ambos campos de la educación no siempre han sido sistemáticas. Sin embargo, recientemente se han unido aún más ambos campos. El concepto de la educación para la salud, que actualmente abarca un concepto más amplio de promoción de la salud y un nuevo énfasis en la prevención, se concentra cada vez más en el aprendizaje y en el proceso de fortalecimiento de la autonomía.

Como consecuencia, la educación de personas adultas está abarcando más y más aspectos y ocupando cada vez más seguido una función central dentro de varios sectores de las políticas, entre ellos la salud. Como resultado de estos cambios, se han desarrollado nuevas estrategias en áreas en donde la salud y la educación de adultos se entrecruzan. A medida que se forjan nuevas conexiones, se percibe la necesidad de un enfoque sistemático de colaboración entre los dos sectores. La creciente importancia de la salud en la educación de las personas adultas y el interés por llevar a cabo acciones conjuntas se reflejan en el hecho de que la educación sanitaria y la promoción de la salud por primera vez se incluyeron en una conferencia de la UNESCO sobre educación de personas adultas.

Promoción de la salud

El concepto de la promoción de la salud se basa en la interpretación social y cultural de la salud y la enfermedad. La promoción de la salud es el proceso de capacitar a la gente para que adquiera mayor control sobre su salud; se lleva a cabo a través de la acción intersectorial. La promoción de la salud es un concepto dinámico y evolutivo que involucra a la gente en el contexto de sus vidas diarias, por ejemplo en la casa, la escuela, el lugar de trabajo, etc., y que promueve que se alcance el máximo nivel de bienestar físico, mental y social para todos.

La educación para la salud puede interpretarse como un elemento de promoción de la salud. La promoción de la salud y la educación para la salud tienen como propósito mejorar el acceso a la información y a los servicios relacionados con la salud, con el fin de que la gente obtenga un mayor control sobre su propia salud y su propio bienestar. Los conocimientos a los que se hace referencia aquí no sólo se refieren a la difusión de datos sencillos sobre la salud, sino también a la difusión de otros tipos de información y habilidades.

Un elemento fundamental de las políticas de promoción de la salud es la acción comunitaria. Las iniciativas locales se apoyan a través del suministro de conocimientos, información y capacitación relevantes. Al reconocer la función de los factores ambientales y sociales para alcanzar y conservar la salud, las iniciativas comunitarias consisten en abogar por ellas o en emprender acciones políticas, con el fin de crear un medio ambiente propicio para la salud. Tales iniciativas fijan su atención no sólo en modelos de enfermedad o servicios curativos, sino en los aspectos sociales e institucionales de la vida cotidiana.

Aunque la acción comunitaria implica que las comunidades deben asumir la responsabilidad de su propia salud, esto no quiere decir que se está dejando de exigir la atención del nivel político y del sector sanitario profesional. La intercesión y la presión a favor del mejoramiento de la salud y de las políticas para la salud eficaces son uno de los objetivos principales de la promoción de la salud. La educación para la salud pública es responsabilidad del gobierno.

LA CULTURA INVESTIGATIVA TRANSCOMPLEJA EN LAS UNIVERSIDADES SOBRE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

LA CULTURA INVESTIGATIVA TRANSCOMPLEJA EN LAS UNIVERSIDADES SOBRE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
AUTORA: Ramos A. Isa G.
e-mail: igra0809@hotmail.com

“Nunca pude, a lo largo de toda mi vida, resignarme al saber parcializado, nunca pude aislar un objeto de estudio de su contexto, de sus antecedentes, de su devenir. He aspirado siempre a un pensamiento multidimensional, nunca he podido eliminar la contradicción interior. Siempre he sentido que las verdades profundas, antagonistas las unas de las otras, eran para mí complementarias, sin dejar de ser antagonistas. Nunca he querido reducir a la fuerza la incertidumbre y la ambigüedad.”
Edgar Morin
Bahia Kino, Sonora, otoño 2004.

La cita presentada refleja la importancia de la complejidad humana, del pensamiento multidimensional, el cual dentro de la realidad educativa actual se pone de manifiesto en el quehacer de los docentes y actores del proceso.

Ciertamente, las transformaciones que se han producido a nivel mundial en las últimas décadas ha incidido notablemente en el comportamiento, la identidad, la forma de ser, de pensar del hombre y; a su vez, esto influye positiva o negativamente en las acciones que éstos emprendan a nivel político, económico, social, cultural y educativo.

Es por ello, y con apoyo en lo expresado por Delors (1998), que la educación y en este caso la universitaria, constituye una herramienta “indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social”, donde ésta sea vista no sólo como el instrumento para el desarrollo continuo de la persona, sino que sea también la vía a través de la cual el género humano evolucione.

Partiendo de estos elementos, se destaca que dentro de las universidades la cultura investigativa que en ella se presente viene a ser un factor relevante que coadyuvará al desarrollo continuo e integral de la personalidad del ser humano, situación que implica investigaciones desde un enfoque transdisciplinario capaz de fortalecer el proceso de aprendizaje de sus estudiantes, quienes según Morin “conocen, piensan y actúan según los paradigmas inscritos culturalmente en ellos”.

Frente a esto, surgen entonces las siguientes interrogantes: ¿qué significa investigación transcompleja?, ¿qué significa cultura investigativa?¿existe en las universidades venezolanas una cultura de investigación?¿existe en las universidades venezolanas una cultura de investigación transcompleja para las personas con discapacidad?.

Para responder a estas interrogantes y referirse así a una cultura de investigación transcompleja para las personas con discapacidad amerita analizar cada uno de estos elementos por separado de manera tal que, se puedan posteriormente triangular los aspectos encontrados.

Ciertamente, el contexto social, político, económico y cultural que rodea a las universidades, hoy día ejerce una influencia que no puede aislarse del conocimiento que dentro de ellas se produce, ni mucho menos verse como sistemas aislados, independientes e inconexos. Para Martins (2005):

Toda organización de Educación Superior se encuentra inmersa dentro de un suprasistema social que ejerce influencias a las cuales es imposible sustraerse. La cultura propia de la sociedad en la cual opera una institución educativa conforma una restricción externa a la acción institucional, influencia su esquema organizacional, sus estrategias y orienta la creación y mantenimiento de una propia cultura (p. 89)

En virtud de lo expuesto por este autor, es preciso señalar que hablar de una cultura es hablar de las condiciones humanas, institucionales, administrativas, prácticas, metodológicas y conceptuales que hacen posible la vida académica dentro de las universidades (Ramos, 2010). Tal acepción es reafirmada por Rocher, citado por Monsalve (1990) cuando dice que:

…es un conjunto de maneras de pensar, sentir y de actuar más o menos formalizadas, las que siendo aprendidas y compartidas por una pluralidad de personas, sirve objetiva y simbólicamente para hacer de ellas una colectividad particular y distinta (p.164)

Pero esta cultura, plasmada desde ambas definiciones, no puede visualizarse con una óptica simplista, pues el simple hecho de estar el ser humano inmerso, ya implica diversidad de saberes, de pensar, de sentir y por tanto un nivel de complejidad que requiere integrar un conjunto de conocimientos, aptitudes y actitudes que generen un nivel de competencias en la persona, capaces éstas de permitirle su idóneo desenvolvimiento social.

En tal sentido, dentro de las universidades y las diferentes carreras que en ellas se imparten, los estudiantes y profesionales deben prepararse y preparar a través de la flexibilización de un pensamiento lúcido capaz de admitir la amplitud e integración de los saberes, logrando esto sólo si se tiene un conocimiento idóneo teórico y práctico acerca del abordaje investigativo en áreas poco tocadas hasta la fecha, como lo es el caso de las personas con discapacidad, quienes independientemente de sus condiciones físicas, sensoriales y/o cognitivas, son seres humanos con suficientes capacidades y aptitudes para integrarse al cualquier contexto.

Es por ello, que así como la cultura hace posible la academia universitaria, la investigación encierra un proceso que permite no sólo desarrollar, afianzar y dar a conocer la cultura, sino que también permite dinamizar, profundizar y actualizar el conocimiento, el cual cada día debe flexibilizarse antes los constantes cambios que se están viviendo en los diferentes ámbitos de la sociedad.

Desde esta perspectiva, investigar es buscar, reflexionar, satisfacer dudas e inquietudes en torno a una temática cualquiera, con el fin último de producir conocimientos capaces de generar cambios positivos en la sociedad. En tal sentido, las universidades deben tomar en consideración dichos cambios e ir de la mano de una cultura investigativa que deje de lado lo estático y ponga en práctica constante lo dinámico.

Así, la cultura de investigación se convierte en un conjunto de valores, creencias y normas que constituyen los principios del proceso de investigación. Según Martins (2005) está integrada por manifestaciones observables en el comportamiento organizacional del grupo, que se evidencian en expresiones conductuales mostradas en roles y construidos cognitivamente a través de procesos investigativos dados a conocer a través de los conocidos trabajos de grado, entre otros.

Ahora bien, poder afirmar la existencia de una cultura de investigación dentro de las universidades, implica reflexionar aún más acerca del por qué se investiga y frente a ello, se hace mención a una frase utilizada por Aranguren (2010) quien manifiesta que “tesis de grado más que un trabajo es una oportunidad de aportar al conocimiento”. No obstante, la realidad universitaria permite aseverar que el estudiante en este contexto educativo no se encuentra acostumbrado a investigar y en muchas ocasiones no le gusta investigar.

Cabe señalar, en concordancia por lo señalado por el autor antes citado, que toda investigación, llámese ésta, trabajo de grado o tesis, tiene una intencionalidad y un objeto principal: Aportar a la ciencia, aportar al conocimiento, producir nuevos elementos. Asimismo, la investigación, dependiendo del enfoque con el que se trabaje pretende aplicar una herramienta en búsqueda de soluciones viables a determinadas situaciones. Otra de las intencionalidades de toda investigación, y que a juicio particular, es la que lamentablemente prevalece dentro de nuestras universidades, es la de obtención de un título.

Los universitarios investigan para presentar su trabajo y poder obtener el título que aspiran. No trascienden esta frontera. No sienten el verdadero significado de lo que es investigar y en muchas ocasiones por motivos ajenos a su voluntad, no dedican tiempo a esta producción de conocimientos. Y es aquí, donde se encuentra la complejidad del conocimiento, la cual conlleva a un reflexión que permita hacer ver que investigar es rescatar la experiencia de lo vivido.

Parra (2010), manifiesta que para investigar debe existir un alto nivel de motivación y dicho sentimiento, debe girar entorno a los ejes temáticos que se encuentran relacionados con el contexto social, argumento que, permite afirmar la necesidad de tomar en consideración la experiencia dentro de la investigación.

Esta experiencia, para este autor, debe dirigirse en dos perspectivas. La primera desde lo individual, del propio ser humano, lo intrínseco, los subjetivo, su propia vida llena de sentimientos, saberes y complejidades, lo que implica en muchas ocasiones replantear nuestra visión de las cosas y mantener una apertura mental de la diversidad existente. La segunda, desde lo social, pues nuestra experiencia debe guiarse con base al contexto donde nos desenvolvemos. Para ello, se debe tener claro, que cada persona tiene su propio contexto y por tanto, lo que dice una persona es interpretada diferente por otra.

Lo anterior, en la realidad resulta complejo dentro del campo universitario, pues estudiantes y docentes no se detienen a comprender el proceso individual de los que tienen a su alrededor, y solamente se dedican a realizar una enseñanza rígida, memorística y sin ningún tipo de adquisición de conocimientos significativos que puedan realmente ayudar en la formación y desarrollo del ciudadano (en el caso de los docentes) y a adquirir contenidos sin realmente interpretarlos (en el caso de los estudiantes).

Ciertamente, la universidad no es sólo un ámbito de investigación y ello debe formar parte de la cultura que ésta tenga. La universidad, también es ámbito de docencia y formación humana, los cuales a lo largo de los años, de acuerdo a Perinat (2003) ha desarrollado su manera de proceder, su currículo, sus disciplinar, programas, entre otros, que se engloban bajo el epígrafe de cultura, docente y universidad.

Estos tres elementos, entrelazados como un solo sistema, constituyen un eje base para crear una cultura de investigación en las universidades. En este aspecto, considero importante acotar que toda investigación, independientemente del área temática que se aborde, debería tener un fundamento filosófico, social, político y, de hecho, lo tiene inmerso cuando se trabaja, la ontología, epistemología y metodología de la investigación.

Partiendo de allí, es preciso conceptualizar cada uno de estos términos. Ontología, proviene del prefijo griego onto, que entre otras cosas significa realidad y aunado al sufijo griego logía, quiere decir: tratado sobre la realidad. Para Domínguez (2003), la ontología no es más que la concepción que puede tener cada quien acerca de la realidad.

La epistemología, por su parte, del griego episteme, significa conocimiento y por lo tanto, trata sobre la naturaleza del conocimiento, y en el caso de la metodología, esta versa acerca de la naturaleza del método, tomando en consideración que el método viene a ser el camino concreto que nos aproxima a obtener un conocimiento racional, sistemático y organizado.

Ahora bien, si se tiene entonces presente que la investigación considera la ontología, epistemología y metodología se reconoce la existencia de una complejidad y, para algunos autores, de transcomplejidad. Pero ahora la inquietud viene a ser ¿por qué hablar de una investigación transcompleja?. Abordar tal interrogante, amerita indiscutiblemente solventar las dudas acerca de lo que realmente significa el término transcomplejidad.

Para ello, no puede dejarse de lado que a lo largo de los años en diferentes escenarios se ha escuchado hablar de disciplinariedad, interdisciplinariedad, transdisciplinariedad y complejidad, pero desde principios de este siglo universidades nacionales e internacionales han presentado debates con relación al término de la transcomplejidad y de manera más específica de la investigación transcompleja.

Villegas y otro grupo de investigadores (2010) publican una compilación interesante de trabajos con miras a resolver las inquietudes sobre la investigación transcompleja. Dentro de dicha publicación, se deja claro que hablar de investigación transcompleja constituye un modo de producción de conocimientos que aborda el contexto social, cultural, institucional, político y bio-afectivo-cognitivo del investigador, lo que implica una apertura, una comprensión, una integración e incluso interpretación de los saberes. Con este enfoque, se refiere a lo señalado por Domínguez (2003):

Para investigar y comprender la realidad social no basta incorporar el contexto social y cultural, es necesaria la interpretación. La interpretación constituye un rasgo inmanente de la realidad, siempre se despliega en la realidad. Por eso, su importancia ontológica no es algo que se añade a la realidad, y también epistemológica, porque no es algo que se añade al conocimiento.

Esta perspectiva, surge a partir de ese rigor con el cual se manejaban y aún se manejan las investigaciones. Guarisma (2010) indica que “se hacía mucho énfasis en cuidar la objetividad de lo que se hacía, y esto estaba referido a la que subjetividad del investigador no contaminara su actividad investigadora” (p. 7). No obstante, tal como se indico al principio de este ensayo, el sujeto no está excluido del proceso del conocimiento, sino que forma parte de él.

Este pensar acerca de la investigación, permite referir a Morin cuando dice “…el pensamiento complejo es ante todo un pensamiento que relaciona…Está pues contra el aislamiento de los objetos de conocimiento; reponiéndoles en su contexto, y de ser posible en la globalidad a la que pertenecen”.

En tal sentido, desde el enfoque transcomplejo la investigación asume al ser humano constituido por una red inmensa de complejidades (neuronales, sensoriales, psíquicas y sociales) las cuales se multiplican a medida que transcurre el tiempo y es por ello, que este enfoque “apuesta más a la integración que a la disciplina” (Villegas y colaboradores, 2010).

Considero pues, que esta percepción transcompleja de la investigación aún siendo acertada por la complejidad inmersa en el ser humano, no se presenta de manera idónea dentro de las universidad, tal vez por desconocimiento del episteme que emerge de ella, o quizá por ausencia de una praxis que realmente permita integrar las complejidades del ser humano, involucrando además una diversidad de disciplinas y por tanto de saberes, que permitan generar así una verdadera producción de conocimientos de la realidad. Lo expuesto, permite afirmar entonces que actualmente no existe una cultura de investigación transcompleja en las universidades.

Con base en la cultura de investigación y las complejidades del ser humano referidas a lo largo de las páginas anteriores, se menciona pues, el abordaje investigativo que sobre las personas con discapacidad se tiene en los escenarios universitarios venezolanos.

Desde esta perspectiva, es acertado afirmar que tanto en pregrado como en postgrado es escasa la investigación que en esta área temática se produce, y ello a mi criterio, acrecienta aún más la problemática existente entorno a la misión de las universidades, a la inclusión, a la educación de calidad y la búsqueda de esa producción de conocimientos y saberes integrados.

No puede dejarse de lado, que las personas con discapacidad son seres humanos que pese a las condiciones físicas, cognitivas y sensoriales que presenten, poseen cualidades, aptitudes y competencias capaces de permitirle su idóneo desenvolvimiento social, derechos que además, se encuentran contemplados dentro de diversos instrumentos jurídicos del país.

Pese a ello, la realidad de estas personas en muchas ocasiones se ve obstaculizada desde diferentes ámbitos y contextos, que según Ramos (2009) presentan una concepción errada al pensar que quienes presentan algún tipo de discapacidad no pueden integrarse en igual condición al resto de la sociedad y ello, por supuesto, contradice las disposiciones legales de derechos humanos inmersas en instrumentos internacionales y nacionales.

Lo planteado en los párrafos anteriores, permite visualizar un vacío dentro de la producción de conocimientos en materia de personas con discapacidad y bajo esta perspectiva, es pertinente citar a Ambrosetti (2005) en relación a que “las universidades deben responder a las necesidades de todos los sectores de la vida social, y su función debe constituirse en su razón de ser” (p. 29). En atención al citado autor, las instituciones universitarias, docentes y estudiantes deben realizar investigaciones relacionadas con las necesidades y condiciones de los estudiantes, quienes se constituyen en la razón de ser de la misma.

Con base en lo antes expuesto, se hace necesaria una cultura de investigación para las personas con discapacidad que impulse la calidad, la inclusión, el carácter global, holístico y humano propio de la complejidad individual y social. Para ello, se requiere de investigadores altamente calificados en el aspecto cognitivo, actitudinal y procedimental, capaces de comprender y tomar en cuenta la diversidad humana que se tiene en cualquiera de los contextos en los que nos desenvolvemos.

Estos planteamientos, dan cabida a enfatizar que la intencionalidad de este enfoque transcomplejo, no es investigar cuantitativa o cualitativamente, ni mucho menos entrar en el constante debate existente entre éstos dos paradigmas, sino ir mucho más allá de una búsqueda de información bien sea con datos estadísticos, positivistas y racionales o, datos profundos en cualidades que incorporen la subjetividad de quien investiga y de quien es investigado.

La intencionalidad pues, de este enfoque transcomplejo y una cultura de investigación transcompleja en las universidades sobre las personas con discapacidad, es lograr englobar un conjunto de saberes producidos desde diferentes áreas, como las del derecho, de la educación, de la gerencia, de la psicología, de la ingeniería, entre otras, las cuales incluso puedan integrarse en un solo sistema o modo de producir conocimientos. En otras palabras, hablo de una investigación capaz de tomar en consideración esta área temática independientemente de la carrera en la cual se esté desarrollando.

Pareciera complejo hacerlo y, ciertamente lo es. Esto se corrobora al efectuar un evalúo de las investigaciones que dentro de las universidades se han realizado y observar la escasa producción que en esta materia existe, preocupación que dirigí a través de un estudio presentado en una jornada de investigación dentro de la Universidad de Oriente a mediados de este año, el cual permitió establecer una trilogía importante dentro de esta cultura de investigación universitaria como lo es la participación del tutor (co-autor) de los estudios, el área más frecuente de estudio y la frecuencia de investigaciones que en materia de discapacidad son efectuadas.

Este análisis realizado de manera específica dentro del postgrado de nuestra Casa de Estudio (Universidad Bicentenaria de Aragua), conllevó a hallazgos que a mi parecer no concuerdan con los planteamientos teóricos necesarios para afirmar que realmente existe una cultura de investigación transcompleja en esta área temática. Lo anterior se debe, entre otras cosas, al ausencia de una inquietud por parte de los tutores e investigadores, un falta de motivación a la investigación, un desconocimiento en la materia (no todos conocen y comprenden la necesidad de investigar para las personas con discapacidad), la existencia de un pensamiento dirigido a la no representatividad de éstos como seres humanos y por último, la ausencia de políticas que fomenten investigaciones en la materia.

Si se toma entonces en consideración, los programas de postgrado impartidos y se contrastan con estos hallazgos presentados, se asevera aún más la inexistencia de una cultura de investigación. Se imagina así, un escenario en el cual de manera transcompleja, pudiesen producirse conocimientos integrados desde las áreas de derecho, gerencia y educación, todas ellas, que llevadas a un eje temático sobre las personas con discapacidad generasen saberes conducidos a mejorar la calidad de vida de personas con iguales derechos y competencias a las de cualquier ciudadano.

Ejemplo de ello, se presenta a través de un área de derecho, en la cual actualmente los ordenamientos jurídicos establecen derechos y deberes en materia laboral (por nombrar alguno de los aspectos), donde se da cabida a personas que independientemente de sus condiciones pueden fácilmente incorporarse al campo socio-laboral. Un área de gerencia, dirigido ello al ámbito de la administración y la gerencia en medios de comunicación, organizaciones y empresas de cualquier índole, dentro de las cuales la producción de saberes se podría destinar a la difusión, puesta en práctica e inserción en actividades productivas y; un área de educación, en la cual se hace relevante la formación e inclusión de estas personas en cualquiera de los niveles educativos.

Siendo así, la integración de estos saberes conjugados dentro de una sola investigación, generaría una producción de conocimientos transcomplejo capaces de permitir no sólo el desarrollo del contexto universitario y social, sino también la evolución del ser humano como tal. Se reafirma entonces, que investigar es buscar, reflexionar, satisfacer dudas y producir conocimientos; que la cultura investigativa implica un entramado de condiciones dinámicas que hacen vida académica dentro y fuera de las universidades y por tanto, investigar de manera transcompleja para personas con discapacidad, amerita un cambio de visión por parte de aquellos que investigan.

Frente a lo expuesto, no se concibe como en este escenario social, político, cultural, tecnológico y educativo en el cual nos encontramos inmersos en este siglo XXI, estudiantes del cuarto y quinto nivel de la educación universitario (me incluyo en esta postura), no demos apertura a nuevas formas de producir conocimiento, no nos motivemos realmente a investigar, aun con la certeza de que esa flexibilidad y esa integración de saberes complejos y transdisciplinarios que forman y deberían formar parte de nuestra cultura investigativa universitaria, podrían coadyuvar a generar elementos que seguro a futuro garantizarían una mejor calidad de vida a las personas con discapacidad.

Con esta visión reflexiva y holística del eje temático abordado, me permito finalizar enfatizando que “Aferrarme a lo conocido me impide indagar en lo desconocido” (Ramos, 2010) y esto, debería convertirse en uno de los grandes retos de la investigación transcompleja: aprendamos a investigar, enseñemos a investigar, integremos saberes y sumemos experiencias.


REFERENCIAS

Ambrosetti, A. (2005). La andragogía como teoría. Bogotá: Instituto CIFE

Domínguez, D. (2005). Investigación cuantitativa y cualitativa. Revista Notas de Investigación. Año X. N° 10. Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez.

Guarisma, J. (2010). La Investigación: un enfoque integrador transcomplejo. UBA: 2da Edición.

Martins, F. (2005). La interdisciplinariedad y la cultura de Investigación del Profesor Universitario. UBA: Sociedad Internacional de Profesionales de Tecnologías de Información y Comunicación.

Monsalve, A. (1990). Cultura organizacional. Volumen VII, N°4.

Parra, G. (2010). Visiones complejas de la investigación. VII Congreso de Investigación y I Congreso Internacional de Investigación. Universidad de Carabobo.

Perinat, A. (2005). Tendencias de la investigación social en la Universidad del siglo XXI. Revista Notas de Investigación. Año X. N° 10. Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez.

Ramos, I. (2009). La Educación bilingüe para la integración de personas con alteraciones auditivas en la educación bolivariana. UBA

_______ (2010). La cultura investigativa en las universidades. Ponencia presentada en la Jornada Internacional de Investigación UDO.

Villegas, C. y colaboradores (2010). La Investigación: un enfoque integrador transcomplejo. UBA: 2da Edición.

HACIA UNA EDUCACIÓN PLURILINGÜE EN VENEZUELA: UN ABORDAJE DESDE LA TRANSCOMPLEJIDAD

HACIA UNA EDUCACIÓN PLURILINGÜE EN VENEZUELA:
UN ABORDAJE DESDE LA TRANSCOMPLEJIDAD

Autora:Carlina Rojas Pérez.

Introducción

El creciente uso de las tecnologías de la información y comunicación, y la globalización conllevan a nuevos desafíos desde el punto de vista cultural y lingüístico en el mundo contemporáneo, pues los individuos, sociedades e instituciones requieren comunicarse de forma oral y escrita, con pares de otras culturas e idiomas. Esto afecta directamente al ámbito educativo, especialmente en la aplicación de sus métodos y requiere, una consideración particular sobre la situación de la enseñanza de idiomas en Venezuela, dentro del contexto pluricultural y plurilingüe.

La interrelación entre personas de diversas culturas es una realidad social enriquecedora a nivel individual y colectivo, dejando atrás el modelo de sociedad monocultural y monolingüe. La enseñaza de los idiomas toma un nuevo auge bajo el enfoque plurilingüe, al brindar la posibilidad de intercambio no sólo de los aspectos lingüísticos, sino también culturales, tanto de lenguas extranjeras como de lenguas autóctonas o indígenas.

En el Artículo 9 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), se reconoce como idioma oficial el castellano y también las lenguas indígenas. Sin embargo, a nivel educativo prevalece el uso del español, aunque en ciertas comunidades indígenas se lleva a cabo el programa de Educación Intercultural Bilingüe. La evolución histórica de la cultura en el país cuenta con la inmigración de poblaciones de diferentes orígenes e idiomas, donde predominan los italianos, portugueses y gallegos, así como árabes y chinos (quienes a su vez, poseen variedad de lenguas y dialectos). Caso particular, es el Alemán Coloniero (Alemánico) empleado por los descendientes de alemanes de la Selva Negra, que se ubicaron en el estado Aragua, en la zona turística llamada Colonia Tovar, así como los hablantes de Patuá en la región caribeña oriental. Por consiguiente, a pesar de que la mayoría de la población tiene al español como lengua materna y es la lengua oficial, se puede afirmar que Venezuela es un país pluricultural y plurilingüe.

El presente ensayo presenta una reflexión sobre la enseñanza de idiomas en Venezuela hacia una educación plurilingüe desde un abordaje transcomplejo. En tal sentido, se aclara la terminología utilizada, se presenta la visión de la transcomplejidad, para finalizar con una propuesta de algunas políticas lingüísticas a considerar en el sistema educativo venezolano para lograr el mantenimiento y la promoción del plurilingüismo en el país.

Multilingüismo vs Plurilingüismo

El término multilingüismo se utiliza para referirse a la situación de coexistencia de varias lenguas en la vida de una comunidad (multilingüismo social), así como a las competencias de una persona en dos o más lenguas en su vida diaria (multilingüismo individual). Un tercer tipo sería el multilingüismo escolar, el cual se refiere a la presencia de dos o más lenguas en el currículum o como medio de instrucción. En resumen, se trata del uso de más de una lengua a nivel individual o colectivo.

Actualmente, el objetivo de dominar una, dos o más lenguas consideradas de forma aislada se ha abandonado para conducir al logro del plurilingüismo. El término plurilingüismo hace referencia a la presencia simultánea de dos o más lenguas en la competencia comunicativa de un individuo y a la interrelación que se establece entre ellas. Los conocimientos y experiencias lingüísticas de un sujeto pueden adquirirse bien en sus entornos culturales o bien en la escuela; se organizan en sistemas que se relacionan entre sí e interactúan, contribuyendo así a desarrollar la competencia comunicativa del individuo.

El enfoque plurilingüe tiene como meta desarrollar tanto un repertorio lingüístico, en el que se ejerciten todas las capacidades lingüísticas que posee el individuo, como de los mecanismos que faciliten la interacción de las competencias de sus diferentes lenguas. Las propuestas curriculares bajo este enfoque requieren una referencia explícita a la sensibilización de los aprendices hacia la diversidad lingüística y cultural y el respeto a diferentes maneras de expresarse y actuar. De esta manera, el desarrollo simultáneo del plurilingüismo y de la interculturalidad se convierte en un proceso natural, pues las competencias lingüística y cultural respecto a cada lengua interactúan, se enriquecen mediante el conocimiento de la otra lengua y contribuyen a desarrollar destrezas, capacidades y actitudes interculturales. Por lo tanto, la competencia plurilingüe varía de acuerdo con las experiencias lingüísticas que haya vivido el individuo.

Desde esta perspectiva, la enseñanza-aprendizaje de la lengua va más allá del propósito de lograr el dominio de una lengua cuyo modelo es el hablante nativo ideal. El objetivo es que el aprendiz desarrolle un repertorio lingüístico en el que se ejerciten todas las destrezas lingüísticas, para lo cual es necesario que las instituciones diversifiquen la oferta de lenguas y que la práctica docente fomente la interacción de las competencias. Este enfoque pone el énfasis en establecer relaciones entre las diferentes formas de actuar y de comunicarse que el aprendiz adquiere en la nueva lengua con las de su primera lengua y las de otras lenguas que conoce. El modelo del hablante nativo ideal deja paso a un hablante plurilingüe e intercultural que lleva a cabo las tareas y actividades encomendadas, solventa problemas y, media, a través de la interpretación y la traducción, entre hablantes que no pueden comunicarse de manera directa.

A nivel curricular en la Unión Europea, los conceptos de competencia plurilingüe y pluricultural se asumen con su carácter transitorio y variable, y se sugiere la incorporación de breves módulos intercurriculares o «translingüísticos» que abarquen las diferentes lenguas y que permitan, a su vez, realizar una evaluación específica de las capacidades de desempeño plurilingüe y pluricultural. La utilización del Portfolio lingüístico europeo que propone el Marco común europeo de referencia fomenta que los aprendices registren sus experiencias de aprendizaje en las diferentes lenguas y documenten, de esta manera, sus progresos en la competencia plurilingüe. Este enfoque podría adaptarse al contexto latinoamericano, específicamente a la realidad plurilingüe de Venezuela.

Transcomplejidad

La transcomplejidad es un término que integra las nociones de complejidad y transdiciplinariedad como paradigma de investigación. Este paradigma posee varias características particulares tales como: es multi-método, sistémico, holístico y translógico; existe la confluencia entre diversas disciplinas; permite la integración y desintegración de elementos diferentes y mutables; va orientado hacia el proceso reflexivo; y tiene como finalidad aprehender, comprender, explicar y gestionar el conocimiento. Está en concordancia con el pensamiento complejo, impulsado por Edgar Morín, el cual es concebido como un desafío porque implica la incertidumbre que a su vez conlleva a la imperfección.

Salazar (2010) plantea que debido a la complejidad de la realidad social multicultural, la singularidad de la sociedad debe estudiarse como un todo dentro del tejido investigativo con una visión compleja, lo que permitirá alcanzar la comprensión del otro y de su realidad. En el mismo orden de ideas, Morín (2000), en su cuarto saber necesario para la educación, establece la necesidad vital de “enseñar la comprensión”, porque la comprensión es el medio y fin de la comunicación humana y permitirá que las relaciones humanas estén guiadas por la empatía, la identificación y la proyección. La meta es llegar a comprender hasta la incomprensión.

Siguiendo el paradigma transcomplejo y con la noción de la importancia de la educación en la comprensión, a continuación se presenta una reflexión sobre la situación actual de la enseñanza de lenguas en Venezuela y se proponen algunas políticas lingüísticas bajo el enfoque plurilingüe que deberían considerarse en la educación venezolana.

Hacia una Educación Plurilingüe en Venezuela

El aprendizaje de más de un idioma por parte de un individuo tiende a ser la norma en el contexto actual de la globalización porque permite mejores perspectivas laborales, sociales y hasta beneficios en la salud. El lingüista norteamericano Noam Chomsky, citado por Arroyo (2007), afirma que “el bilingüismo y el plurilingüismo son una realidad creciente en el mundo” y que lo habitual es la convivencia de dos o más lenguas y no lo es el monolingüismo. El conocimiento de varias lenguas le otorga al sujeto una visión más amplia del mundo y le sirve de puente para la comprensión con sus semejantes en diferentes situaciones. Por su parte, investigadores canadienses dieron a conocer, en la revista médica Neurology, un estudio que parece indicar que el bilingüismo puede ayudar a retrasar hasta 5 años la aparición de los síntomas del Alzheimer. Craik y sus colegas (2010) señalan que los datos “confirman resultados de un estudio previo y por tanto concluimos que toda una vida de bilingüismo confiere protección contra la aparición del Alzheimer”, pues parece que el bilingüismo contribuye a la reserva cognitiva que actúa para compensar parcialmente la perdida de capacidades cerebrales causadas por la enfermedad.

Por consiguiente, la enseñanza-aprendizaje de idiomas desde un enfoque plurilingüe es una tarea imperante en Venezuela, ya que el ser humano requiere poseer una competencia plurilingüe y pluricultural con todos los beneficios que esto conlleva. Al respecto, Tuts (2007) concuerda con Moreno García citándolo:
Kramsch (1998, pp. 33-34) sostiene que en nuestros tiempos resulta una falacia pensar en términos de una lengua o una cultura. Las personas van adquiriendo –o deberían adquirir– a lo largo de su vida una serie de habilidades que les permitieran adaptarse a los distintos contextos sociales en los que se encuentren. Las capacidades de hablar y escribir no deben medirse por normas unívocas. A esta manera de entender las relaciones entre hablante, lengua y cultura es a lo que Kramsch denomina hablante intercultural «(...) que opera en las fronteras que dividen a varios idiomas o variedades de idiomas, maniobrando su pasaje por las aguas turbulentas de los malentendidos transculturales. (...). En estos días de frecuentes cruces de fronteras, y de aulas de idiomas multilingües y multiculturales, es apropiado volver a estudiar la norma del hablante nativo monolingüe como objeto de la educación en idiomas extranjeros. Ahora que volvemos a recordar las formas marcadas y no marcadas en el uso del lenguaje, propongo que hagamos al hablante intercultural sinónimo de la forma no marcada, lo infinito del uso del lenguaje, y al hablante monolingüe monocultural una especie que lentamente va desapareciendo o un mito nacionalista».
En tal sentido, los idiomas son instrumentos que favorecen el desarrollo de las habilidades individuales, a su vez que fomentan la convivencia social.

Por ello, las políticas lingüísticas nacionales en la educación deben estar orientadas a la promoción del manejo de al menos tres lenguas: la lengua materna, la lengua de una comunidad lingüística vecina, y una lengua de amplio alcance internacional. En el caso de Venezuela, la lengua materna además del español incluye las lenguas indígenas; la lengua de una comunidad lingüística vecina se referiría al portugués por Brasil o al inglés por Guyana y Trinidad y Tobago; y la lengua de amplio alcance internacional sería en primer lugar el inglés por su uso en el ámbito comercial y tecnológico, u otro idioma como el francés, el italiano, el alemán, el ruso, el árabe o el chino mandarín, los cuales tienen relevancia por las relaciones culturales, políticas o económicas que Venezuela mantiene con los países que los hablan.

En el aspecto legal, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), establece en su Artículo 99 que el Estado está en la obligación de fomentar, defender y garantizar el patrimonio cultural intangible, dentro del cual se encuentran las lenguas indígenas y otras variedades idiomáticas. En su Artículo 100, plantea el respeto a la interculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas y una atención especial a las culturas populares, asimismo, considera a las personas encargadas del fomento de la interculturalidad a funcionarios de suma importancia con todos los beneficios pertinentes, entre estos últimos se incluirían naturalmente a los docentes. Finalmente, el Artículo 102 garantiza el derecho a la educación, incluyendo la intercultural; pues persigue la meta de que los ciudadanos posean una visión latinoamericana y universal, donde las lenguas extranjeras juegan un papel de relevancia para su logro. La Ley Orgánica de Educación (2009) en el Artículo 3 establece que la educación es pluricultural y plurilingüe. En el Artículo 6 garantiza el uso del idioma castellano en el sistema educativo, así como la educación intercultural bilingüe indígena. Dicha educación intercultural bilingüe es obligatoria en las regiones de población indígena y se regirá por una ley especial como se contempla en el Artículo 27. Todo esto en su conjunto sienta las bases legales para una educación pluricultural y plurilingüe en Venezuela.

Durante el “Foro de los 100 días” sobre Diversidad Cultural y Multilingüismo realizado en Venezuela en 2009, Haydi Collin indicó su preocupación por el escaso uso de las otras lenguas maternas diferentes al español, refiriéndose tanto a las de origen indígena como europeo, entre las familias, en las actividades comunitarias y sobretodo en el ámbito educativo donde se requiere el diseño de recursos pedagógicos correspondientes. En dicho foro, el antropólogo y lingüista Esteban Emilio Mosonyi añadió:
“la sumatoria de idiomas y discursos que existe diseminada en todos los continentes, en unos países más que en otros, es un tesoro que no se puede dilapidar ni desperdiciar, constituye un acervo y una mina de recursos que engalana a nuestra especie que se encuentra enfrentando una serie de crisis entre las que destaca la pérdida de la diversidad”.

Por tanto, la educación venezolana debe cuidar de este “tesoro” lingüístico a través de la enseñanza de idiomas indígenas y extranjeros para estar acorde con la realidad de la globalización mundial, y al mismo tiempo preservar la diversidad cultural y la propia identidad nacional.

La UNESCO (2003) ha planteado tres principios básicos en cuanto a la Educación plurilingüe: el primero se refiere al apoyo de la instrucción en la lengua materna en aras de mejorar la calidad de la educación; el segundo apoya la educación bilingüe y/o multilingüe en todos los niveles educativos para promover la igualdad social y de género; y el tercero afirma que los idiomas son un componente esencial de la Educación intercultural para fomentar la comprensión entre diferentes poblaciones. Estos principios deberían regir la enseñanza de lenguas en el siglo XXI y son un punto de partida para la elaboración de políticas lingüísticas a nivel mundial.

En conclusión, en Venezuela se requiere reconsiderar las políticas lingüísticas en el ámbito educativo con el fin de crear hablantes aptos para el mundo globalizado en el que vivimos siguiendo el enfoque plurilingüe. El objetivo debe ser que los seres humanos sean capaces de comprenderse mutuamente, comprender el mundo y poseer un sentido estético, de diversidad cultural y de tolerancia. Cada habitante del planeta, requiere manejar plenamente su idioma y tener la posibilidad de aprender otros idiomas que le permitan encontrarse con otros seres humanos y como consecuencia del intercambio, encontrarse consigo mismo. Esto permitiría un florecimiento del lenguaje en toda su variedad y riqueza.

REFERENCIAS
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