Autora: Betzaida Tovar
TRABAJO INFANTIL
La infancia es un tiempo para jugar, aprender, crecer, soñar con brillantes planes para el futuro. Sin embargo, quienes trabajan mucho antes de que sus frágiles huesos y sensitivas almas estén preparados, la infancia es un sueño perdido. Ellos trabajan desde las primeras horas de la mañana hasta después del ocaso. Se les puede ver vendiendo en las calles; quemándose bajo el sol; barriendo y doblándose la espalda para lustrar los pisos de casas pudientes o también para limpiar unos zapatos. Estos niños y niñas no saben de otro juego que no sea la sobrevivencia. Su escuela es la calle; su maestro, la injusticia. Su futuro es un negro callejón de incertidumbre que podría acabar con sus vidas en cualquier momento.
LA AUTORA
¿REALIDAD Ó FANTASÌA?
Desde principios de la creación del mundo, este fue organizado con el fin de que prevaleciera un orden y para el cumplimiento de ello, cada quien debía cumplir con unos derechos y deberes. Tal es caso de los seres humanos; la Biblia evidencia un ejemplo palpable; cuando dijo Dios en Génesis Cap 1:27-28 “Y creo Dios al hombre a su imagen y semejanza, ha imagen de Dios lo creo varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: fructificad y multiplicaos: llenad la tierra…” (p.1). Lo antes expresado, evidencia la necesidad de la unión que debe darse entre el hombre y la mujer, para obtener con esos lazos a sus hijos o descendencia ó lo que es igual una familia, es importante recalcar que los padres representan el núcleo de la familia y por lo tanto, los responsables de preservar la unión de esta, además deben cumplir con su función de protección y atención, satisfaciendo las necesidades de sus hijos. Al respecto, Manzilla citado en Tovar (2000) alega: “La familia es un espacio social natural y legalmente reconocido donde el ser humano debe satisfacer sus necesidades bio-psico-sociales” (p.10)
Considerando, que algunas de estas necesidades son: afecto, educación, alimentación, recreación, autonomía, pertenencia a grupos, entre otros. Desde esta perspectiva, ser padre; encierra un sin número de responsabilidades que va desde el nacimiento de sus hijos hasta el final de los días que estos tengan sobre la tierra, es decir; es una responsabilidad de toda una vida. Por su parte, la Gaceta de la Excelencia Educativa (s/f) se refiere a la familia como:
En la familia hemos aprendido la importancia de las tradiciones, de las costumbres, de los ideales, de los valores, de la convivencia, de la generosidad... Sabemos dar apoyo porque ahí aprendimos a recibirlo. Es el contexto ideal para el desarrollo integral del ser humano y para la vivencia de los principios humanos fundamentales, como el amor a la vida, el respeto y la preocupación por los demás… (p.1)
La siguiente postura, vislumbra la importancia que tiene el ser humano de crecer en un hogar donde adquiera todos y cada uno de estos valores, para formarse integralmente y ser capaz de desempeñar un rol protagónico en la sociedad y por ende contribuir al desarrollo y progreso del país.
Es sabido, que esta responsabilidad de la familia es compartida o reforzada por el sistema educativo formal, donde este tiene como misión ofrecer la escuela como espacio para la transformación de la sociedad, no solo se limita a la transmisión de conocimientos sobre las disciplinas que allí se imparten, su objetivo trasciende a formar ciudadanos y ciudadanas que asuman corresponsablemente la participación protagónica, en desarrollar habilidades, sentimientos y valores de convivencia, respeto, tolerancia, dignidad, libertad y autocuidado, que van consolidando en las y los estudiantes, cambio de actitudes y prácticas individuales y colectivas que conlleven a una cultura general de calidad de vida y salud. (Ministerio de Educación y Deporte 2005).
La educación y la familia van tomadas de la mano para cumplir con su gran función que es lograr el completo y adecuado desarrollo de las personas. La familia instruye, guía, enseña, crea normas y valores que rigen la vida de sus integrantes. Además, que debe ofrecer un espacio digno y seguro, donde todas las necesidades más apremiantes de sus miembros sean satisfechas. La escuela por su parte, refuerza todas estas normas y valores morales inculcadas en el hogar, asimismo imparte herramientas, destrezas y habilidades para que los ciudadanos sean proactivos, creativos, productivos y con un espíritu de pertenencia social y democrática, todo con el fin de que éste tenga una formación integral y así contribuya con su desempeño al bienestar del país.
Sin embargo, con el transcurrir del tiempo estos dos grandes pilares fundamentales en la formación integral del individuo se han ido debilitando. La familia se ha debilitado en gran manera. Por una parte, producto de la pérdida de valores y al deterioro cultural que ha llevado que estas dejen de cumplir con su adecuada función de formación, atención y protección. Asimismo, se suma otros factores como la pobreza crítica y extrema, el desempleo, la injusticia social, entre otros indicadores que hacen que estos núcleos se consideren en alto riesgo, ya que no satisfacen las necesidades de sus hijos menores. La Pontificia Universidad Católica del Perú (s/f) se refiere al respecto:
Las familias en estas condiciones viven en la incertidumbre y la angustia por sobrevivir, lo que refuerza relaciones de violencia. En su vida cotidiana, es frecuente comprobar el maltrato y desamparo de la mujer y de los niños, así como las carencias de espacio de comunicación y de afecto. Son familias en crisis permanente porque enfrentan múltiples problemas que socavan sus escasas fortalezas generando un círculo perverso de miseria. (p.26)
Para nadie es un secreto, que una gran parte de la población venezolana se encuentra hundida en la miseria o llamase pobreza. Al respecto, FUNDACREDEZA citado en Hernández (2006) dice: “Más de un 80% de la población venezolana está bajo las líneas de pobreza, de los cuales aproximadamente el 50% está en pobreza crítica.”
Tal afirmación, revela que una considerable parte de población enfrenta múltiples carencias económicas que los pone en desventaja y les impide acceder a oportunidades y progresos, obligándolos a vivir una realidad que los margina y excluye. Es importante resaltar, que tal realidad causa sus mayores estragos en la población infantil, la cual no puede ver satisfechas sus necesidades más apremiantes, en una familia cuyo ingreso económico no abastece los requerimientos de todos sus miembros ni garantiza la supervivencia y permanencia en un hogar que se ha transformado en una unidad de alto riesgo.
HASTA UN SOLO NIÑO EN LA CALLE ES DEMASIADO, CUANDO SUS DERECHOS SON VIOLADOS.
La realidad que les ha tocado vivir a esta parte de los niños (as) y adolescentes provenientes de este sector aumentan sus posibilidades de convertirse en niños “en” y “de” la calle, al atravesar un proceso de desprendimiento familiar que lo induce a luchar por su sobrevivencia y los lleva a buscar en el mundo de la calle la satisfacción de algunas necesidades, lo cual no podría lograr en su ambiente originario. Es de destacar, que la mayoría de las veces, estos niños y adolescentes son obligados por sus padres a realizar trabajos como vendedores de: periódico, golosinas, helados entre otros. Algunos realizan otros tipos de trabajos como: empaquetadores en supermercados, limpias botas, cuidadores de carros, lavadores de autos. Y por último, es el más lamentable los que realizan actividades de mendicidad.
Cabe destacar, que inicialmente los niños que experimentan tan lamentable situación, realizan cualquiera de estas actividades de sobrevivencia inducidos por sus padres o representantes, con el fin de que estos consigan el dinero que hace falta en el hogar y poder satisfacer algunas de las necesidades básicas.
Algunas investigaciones realizadas en el tema, alegan que estas familias se caracterizan por estar en pobreza crítica o extrema, sor numerosas, viven en hacinamiento, existe la promiscuidad, padres alcohólicos y drogadictos, existe maltrato tanto físico como verbal entre los miembros, madres solas, imposición de figuras de padrastros o madrastra. En cuanto a los niños y adolescentes que provienen de estos núcleos, carecen de amor, afecto, presentan una figura desgarbada, bajo peso para su edad, problemas graves de salud, bajo rendimiento escolar; hasta la total separación del sistema educativo formal.
La realidad descrita, caracteriza de forma general las familias venezolanas que se encuentran en situación de riesgo social. Por una parte, su situación económica no le permite cubrir y por lo tanto cumplir con sus funciones de atención a los integrantes de ese núcleo familiar. Por otra, los miembros menores no logran ver satisfecha sus necesidades más apremiantes y peor aún la mayoría de estos, son víctimas de abusos físicos, psicológicos y hasta sexuales. Con respecto a lo expuesto Tovar (2000) expresa:
“Los niños que viven en este contexto, sin condiciones mínimas indispensables para la sobrevivencia material y moral, son expulsados voluntaria o involuntariamente de su hogar originario y pasan a formar parte de los niños desprotegidos y expuestos al peligro físico y moral que se encuentra en el mundo de las calles de nuestras ciudades; en las cuales buscan la manera de sobrevivir a la vez que escapan de la realidad familiar que los reprima y maltrata.” (p.13)
Cuando el niño, niña o adolescente experimenta este proceso de sobrevivencia familiar, le espera muchos desacierto ya que va a un mundo desconocido en donde el más fuerte es el que logra ganar un espacio en él. No obstante, la mayoría de las veces, el lograr un lugar en este medio es negativo ya que estos menores son atraídos por los supuestos beneficios que les ofrece la calle, lo que permite el total divorcio de su hogar originario, además dejan de ser niños en la calle para listar el números de niños y jóvenes de la calle. Llegado a este punto, es importante precisar que es un niño de y en la calle. Tovar (2000) los define como:
...el niño en la calle es aquel que teniendo familia debe salir a la calle a conseguir ingresos que contribuyan a la economía familiar para solventar sus propios gastos. Es decir son niños, niñas y adolescentes trabajadores que realizan actividades de sobrevivencia de tipo convencional, de manera informal. Mientras que con el nombre niños de la calle, se identifica a los niños y adolescentes de ambos sexos que aun teniendo familia se ha separado de ella, organizando su vida y hogar en la calle…(p.16)
Los niños en la calle o mejor conocido como menores trabajadores en las diferentes calles y avenidas de la ciudad, representan el punto focal de investigaciones que se quieran hacer en este tema, ya que esta es la primera fase que el niño realiza de sobrevivencia fuera del seno de su hogar y de no ser atendido o abordado por lo diversos entes gubernamentales llámese Gobernación, Alcaldías, sistemas educativos (escuelas, liceos y universidades), entre otros, pasan a convertir en definitiva las calles por su hábitat natural y por ende es más difícil su reinserción tanto a la sociedad, familia y escuela.
Resulta preocupante el tema en cuestión, por sus resultados tan lamentables. Los menores víctimas o desafortunados que les ha tocado vivir en un hogar de alto riesgo social ó porque no decir; víctimas de la injusticia social, dejan de crecer como otros niños de su edad, y de disfrutar el calor, afecto, cuido, protección y educación de sus progenitores y asumen la responsabilidad de los adultos; pues deben hacer una actividad que les reporte dinero y poderlo llevar a casa para cubrir sus propios gastos o consumos. Los menores, salen a las calles a conocerla y allí se consiguen con otros que están en su misma situación pero con mayor tiempo en situación de calle. Tal realidad, trae como consecuencia que los menores comiencen a abandonar los estudios y tener bajo rendimiento académico ya que su ida a la escuela es esporádica, pues comienzan a realizar trabajos como: lustradores de calzado, venden periódicos o algunas golosinas, tal situación al final permite la ruptura definitiva de las escuelas; generalmente son niños que se encuentran en edades comprendidas de 6 años a 9 años. Luego con un poco más de edad convierten las calles en su hábitat y realizan otros tipos de actividades como: robo, hurto, mendicidad. Además comienzan a notárseles un alto grado de desnutrición por la ingesta de alimentos bajos en valor nutritivo.
QUE PAPEL JUEGA EL SISTEMA EDUCATIVO CON ESTA POBLACIÒN
A pesar, que la población objeto de estudio, nacieron con la suerte de ser parte de estas familias que se encuentran en riesgo social y por ende ellos pasan a enfilar los niños, niñas y adolescentes de alto riesgo, son también víctimas de rechazo del sistema educativo escolar. Los menores, después de ir a la escuela deben pasar el resto del día en las calles cumpliendo con el deber de otros, Esto trae como consecuencia, que el niño o adolescente no cumpla con las tareas asignadas en la escuela o liceo y muchas veces por no saber a qué hora van a regresar a sus casas; ya que la orden es traer el dinero completo, ellos no duermen bien durante el resto que les queda de la noche. Cansados, con mucho sueño, y por ende desgano, el menor no da sus mejores resultados. Esto acarrea el mal humor de sus profesores que los lleva a decirles palabras duras y hasta maltratadoras. El niño cansado de tanta presión, rechazo, maltratos verbales y exigencias tanto del hogar como de sus maestros, optan por asistir esporádicamente a la escuela por temor a ser regañados por no cumplir con sus compromisos académicos por lo que deciden pasar mayor tiempo en las calles ya que allí comparten con otros que están en su mismas condiciones y hacen más llevadera su cruel realidad.
A MANERA DE REFLEXIÒN
Las revoluciones son producto de la necesidad; por ello, no se puede hablar de socialismo, de nueva republica, del nuevo republicano, de sistema educativo Bolivariano, de procesos de construcción y asumir que los errores son parte de esa construcción, sino luchamos en la batalla de contrarrestar la pobreza critica y extrema, provocada por la reducción del gasto social que exige tomar acciones pertinentes a la resolución de los problemas que aquejan a la sociedad. Este compromiso se acrecienta cuando el sector afectado es el más vulnerable y desprotegido: los niños y adolescentes en situación de riesgo; los cuales se identifican como aquellos que en un momento dado se van temporal o permanentemente de su hogar a sobrevivir en las calles, por múltiples factores como la situación económica, decadencia de la estructura familiar, abandono físico-emocional o inducidos por adultos responsables.
Al referirnos a este problema, no debemos limitarnos al diagnóstico o evaluación; lo importante es tomar acciones conducentes a solventarlo. Es sabido que la función del gobierno debe estar dirigida a la atención de las necesidades de los ciudadanos, especialmente la población infantil; por ser estos el eslabón más frágil de la cadena social; sin embargo las medidas y políticas establecidas para tal fin resultan insuficientes para abarcar el problema en su totalidad. De allí la importancia de emprender acciones conjuntas entre diferentes sectores de la comunidad, en beneficio de las poblaciones más necesitadas.
En definitiva, la aparición de nuevas poblaciones en situación de riesgo, tiene mucho que ver con las características y los medios de socialización que se van generando en las sociedades avanzadas; prevenir sus consecuencias, requiere un esfuerzo multidimensional, inter y transdiciplinario, que involucre a todos los sectores de la sociedad, dado que todos los contextos (escuela, familia, comunidad y calle) son la causa y, a su vez, la solución. La complejidad del problema requiere actuaciones globales que abarquen medidas políticas, legales, educativas, familiares y comunitarias.
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